El engaño está tras cada esquina, agudizar nuestros sentidos ya no es fácil pues todo está dispuesto para llevarnos por un camino preestablecido contrario a lo que vemos. ECC Comics agrupa en un solo tomo de tapa dura Matanza Americana, la brutal obra de Bryan Hill y Leandro Fernández.
Fuimos Buenos Investigadores
Hay trabajos que no son sencillos, que nos alejan de nuestros seres queridos por su implicación, que no permiten que cometamos errores ante decisiones que tomamos en décimas de segundo, que nos cuestan la salud física y mental, nos llevan a caer en adicciones o simplemente nos superan por las implicaciones morales. Formar parte de un cuerpo policial como el Federal Bureau of Investigation conlleva sus satisfacciones pero también muchos sinsabores. No siempre el delincuente es llevado a cumplir su pena, las pruebas no bastan para meterlo entre rejas o sale impune por las influyentes esferas en las que se mueve. No es un trabajo fácil cuando llevas un arma y a veces tienes que utilizarla.
Nuestro protagonista en Matanza Americana, el ex-agente del FBI Richard Wright, lleva tres años fuera del cuerpo, expulsado por matar a un muchacho de color que huía de él en una persecución nocturna. Confundió el móvil del joven con un arma y le disparó pensando que estaba defendiéndose de una agresión. Un error que le cambió la existencia, que le arrastró en una caída libre. De tener una carrera respetable como experto en infiltrarse en bandas criminales a ser apartado con deshonor.
En un instante en el que su propia vida podía estar en juego, en el que de ser una pistola municionada y amartillada iría de camino a un hospital o a la morgue, por dudar en apretar el gatillo bajo el requerimiento de deténgase, al suelo y con las manos sobre la cabeza, se encontró con la inconsciencia de un chaval que desobedeció sus órdenes y solamente sacó un teléfono móvil de su bolsillo. Para su mayor suerte la agencia lo ocultó, pero a costa de perder su empleo.
Segundas oportunidades
Wright no ha tenido unos últimos tiempos muy cómodos. Le persigue la culpa y, a pesar de mal ganarse la vida decentemente como investigador privado, no va a dudar en aceptar la oferta de la agente de color Sheila Curry, no por redimirse, no por el dinero, no porque a pesar de tener herencia negra en su sangre pase por ser una hombre blanco genéticamente… solo lo hará porque es el único que puede hacer lo que se le pide y tener consciencia plena del problema, que afecta a los de su raza, bajo el influyo de un político con ramificaciones entre los segregacionistas blancos, el candidato al Senado de los Estados Unidos Wynn Allen Morgan.
Pero Wynn es un hombre que busca llegar a todos, sabe que necesita muchos votos para alcanzar sus objetivos y ahí es donde chocará con el líder de un grupo armado que le hace el trabajo sucio y con Jennifer Morgan, su hija, un bastión de la causa que se mueve en las sombras.
Rick se va a ver envuelto en un trabajo que le llevará a depender de Jennifer, buscando pistas que reconozcan la implicación de Wynn en la muerte de un agente del FBI, compañero de Sheila. Todo va a complicarse muy deprisa mientras desentrañamos una historia que nos habla de las mentiras y engaños con los que cada día nos bombardean desde cualquier fuente de información. Del blanqueamiento que ciertas figuras sufren para seguir en sus posiciones, de cómo esos trapos sucios se lavan en lugares a los que nadie accede y la dificultad de sacarlos de ahí. De traiciones, de intereses que se colocan por delante de la gente, todo por las aspiraciones de los ricos y poderosos. Aprovechando cualquier resquicio, incluso la buena fe y las tendencias de moda.
Cruda y referente
Para llevar a cabo Matanza Americana tenemos a dos autores de primerísima línea, por una parte al guionista afroamericano Bryan Hill, que no duda en hacer incluso autocrítica con la publicidad que reciben unos asesinatos respecto a otros en el marco de las razas, y Leandro Fernández, el dibujante argentino que lleva muchos años colaborando con Marvel y DC Comics y al que recordamos por su implicación en La Vieja Guardia, adaptada al cine por Netflix con Charlize Theron como protagonista. Ambos generan una atmósfera por momentos asfixiante que nos lleva con la soga al cuello y sufriendo hasta el desenlace, una oda a la justicia poética que les encumbra.
Matanza Americana es una obra compleja, con muchas capas de lectura, con un elevado componente de crítica social y política. Cuesta masticar alguno de sus momentos, la presión que se alcanza cuando alguien está infiltrado en una banda criminal y recibe además el apremio por parte de la organización policial para la que realmente trabaja. Ambigüedad, personajes de una construcción genial, nos llevan de la mano para entender que muchas cosas se ocultan y se tapan, que nadie está libre de pecado y ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos. Que el “quid pro quo” salpica en ambas direcciones y que si quieres conseguir resultados tienes que estar dispuesto a hacer grandes sacrificios.