Volumen definitivo de la etapa que redefinió a Tony Stark / Iron Man y le dio el empujón que necesitaba el personaje para unirse al Olimpo de los Héroes de Marvel. Panini Comics se encarga de engrasar las articulaciones de la armadura para completar tan magna saga.
La lealtad como valor fundamental
No es tan fácil ser leal como pueda parecerlo la definición del término, es necesario que aquel al que le mostramos nuestra devoción sea merecedor de ella. Ni siquiera en un entorno jerárquico nos hallaremos con una plena lealtad si ese jefe que la reclama no consigue que sus subordinados le sean fieles, motivado sobre todo por un trato inadecuado o vejatorio, despectivo, haciendo de menos. Es más sencillo lograrlo siendo ejemplo, estando el primero para los tuyos, siendo el jefe tolerante que abre la mano cuando es necesario y motiva y aprieta cuando no hay más remedio. Ahí tenemos a Tony Stark / Iron Man y durante este tomo no va a darnos un ejemplo de lo que hablamos, va a dar varios. El primero de ellos el que afecta a Vincent Martinelli, su jefe de seguridad.
Stark es muy consciente del trabajo que Martinelli lleva a cabo, conoce a sus trabajadores y eso le permite ejercer un liderazgo muy superior al de un jefe que se limita a dar órdenes para lograr su propio beneficio. En un momento de necesidad personal por parte del empleado Tony no va a dudar en alargar su mano para estar junto a él, con la ayuda de su más que fiel “guardaespaldas” de hierro. Los primeros episodios de este tomo nos muestran la evolución de uno de los villanos más clásicos del personaje, Latigazo, ahora reconvertido en Látigo Negro, cuya primera aparición había tenido lugar en Tales of Suspense #97, de enero de 1968. Nos va a mostrar una parte oculta de la historia de Martinelli que desconocíamos y que va a reafirmar la presencia del personaje y su posterior evolución en la etapa de Dennis O’Neil y Luke McDonnell, con la llegada de la segunda crisis alcohólica de Tony.
Frente a frente con la oscuridad
Una vez resuelta la aventura con Martinelli nos topamos con la llegada del Invincible Iron Man #150 por lo que el número anterior y esa celebración especial nos trajeron una mini saga que enfrentaría a dos personajes contrapuestos pero que guardan ciertas similitudes, nuestro Vengador Dorado y uno de los villanos favoritos del público pero más cercano a otro héroes, el sin par Doctor Muerte. El otro Victor, Von Muerte, siempre tiene una vitola diferente, un aura de tener nobles intenciones en lo que a lo suyo respecta, a pesar de sus aires megalómanos. La búsqueda del poder necesario para conseguir liberar el alma de su madre ha sido uno de los objetivos de Muerte desde su muy temprana concepción y tuvo su mayor gloria en la espectacular novela gráfica de Roger Stern, Mike Mignola y Mark Badger, Triunfo y Tormento de 1989, coprotagonizada por Muerte y el otro Doctor que más recetas expide en el Universo Marvel, Stephen Extraño.
Para este primer gran enfrentamiento entre ambos personajes se optó por enviarlos atrás en el tiempo, a la Camelot del Rey Arturo, donde ambos no desentonan del todo bajo sus armaduras. Allí la lógica termina imperando y mientras Stark se posiciona del lado de la mesa redonda, Muerte se aliará con Morgana Le Fay, la hermana bruja del soberano de Camelot. Diferentes intereses que una vez disueltos les obligó a colaborar, a establecer una tregua que les ayudase mutuamente para conseguir volver a su tiempo, poniendo sus múltiples conocimientos en común bajo el denominador común de la desconfianza. Lo que se conoce como el mal menor.
La disolución de un interés romántico
De nuevo con los pies sobre los terrenos de Stark Internacional, Iron Man tendrá que hacer frente a una subtrama que venía desarrollándose desde números atrás, la misión que Bethany Cabe había emprendido en Europa y de la que había dejado a Tony fuera. Para ese final se reservó la presentación de una nueva armadura, de color negro, caracterizada por su sigilo, no en vano lo primero que tocará hacer será ir a liberar a la que se considera una espía encarcelada. Laser Viviente servirá de rival mientras el romance entre Tony y Bethany queda detenido por una revelación inesperada, ella resulta no haber perdido a su marido, como previamente se suponía.
Los últimos episodios todavía nos van a dejar interesantes enfrentamientos con el Unicornio y el Macero y un desenlace de la etapa en un viaje al espacio cercano de la Tierra ya sin los lápices de John Romita Jr., sustituido por Alan Kupperberg, que también aportó en el argumento de ese número #157. Un cierre a una tremenda etapa de tres grandes autores. Cambiaron para siempre la concepción sobre Tony Stark, le dotaron de una profundidad que no tenía y más allá del multimillonario playboy, o ese pseudo James Bond, la nueva debilidad aportada con el alcoholismo, una vez que había superado sus problemas de corazón, resultó ser uno de los inputs más interesantes para un personaje de Marvel en la década de los ochenta. Esta saga es imprescindible, uno de esos Must Have de los que tanto se habla.
