Segunda entrega del Marvel Team-Up que reunía a Spiderman con otros superhéroes, y en ocasiones villanos, para vivir aventuras más allá de su entorno habitual, donde el compañero solía llevar gran parte del peso de la narración. Panini Comics sigue ayudándonos a completar nuestras colecciones con estos tomos recopilatorios en tapa dura.
Marvel Team-Up: Spiderman y sus monstruosos “amigos”
Nos hallamos a mediados de la década de los setenta del siglo XX. Tras más de una década de publicaciones de la Era Marvel de los comics, la editorial se decide a incluir como personajes a algunos de los monstruos más significativos de la literatura universal. Hasta ese momento había tenido la oposición del Comics Code Authority, una suerte de asociación encargada por velar por el contenido que llegaba a los hogares norteamericanos. La realidad es que parecía ser que no contar con el sello del Comics Code Authority en las portadas de las publicaciones en cuatricromía restaba de moral o idoneidad a esas historias por lo que Marvel se ajustaba lo mejor que podía a esas normas que en realidad terminaban funcionando como una especie de censura.
Stan Lee ya se había enfrentado antes al CCA pero lejos de suponerle un revés le afianzó a operar fuera del código si era necesario en determinados momentos. Todo ello provocado por la archiconocida Trilogía de las Drogas de Spiderman. El Comics Code Authority decidió relajar un poco su rigor y permitió ciertas licencias antes de perder el peso que ejercía sobre las editoriales. Así es como los monstruos se abrieron paso en las páginas de La Casa de las Ideas, presentándose a Drácula en el primer número que abre este tomo, el Giant-Size Spiderman #1 USA. Le seguirían más adelante la criatura de Frankenstein y el Hombre Lobo.
No solo de novedad vive el Hombre Araña
Algunos de los personajes que acompañaran a Peter Parker a lo largo de estos episodios, aparte de La Antorcha Humana que cuenta con su dosis de protagonismo particular, son pesos pesados dentro de la Marvel de la época. Daredevil, el Castigador, el Increíble Hulk, Iron Man o el Doctor Extraño también tienen su recorrido a lo largo de los capítulos aquí incluidos. Alternar a personajes menos conocidos con otros que gozan de colección propia ayuda tanto a potenciar a aquellos cuya presencia es más testimonial como a los que teniendo su cabecera periódica pueden atraer lectores hacia sus aventuras con un corte diferente a las del arácnido favorito de todos (salvando a los fans de Eddie Brock y Venom, que por aquel entonces ni siquiera estaban en proyecto).
El peso de estos episodios recae principalmente en la labor de Len Wein y Gerry Conway, dos leyendas del comic de superhéroes, que junto a la llegada de Bill Mantlo para los tres últimos números incluidos en este tomo, conforman la tripleta de guionistas de esta etapa que abarca año y medio de publicaciones en Estados Unidos. Historias entretenidas y con gran ritmo que priorizan la parte heroica del personaje de Spiderman sobre el tratamiento más personal a la figura de Peter Parker.
La impronta que dejan los artistas
Y para la faceta gráfica tenemos principalmente a dos dibujantes de diferente factura. Por un lado un cumplidor Jim Mooney que va a verse eclipsado posteriormente por ese grande, muchas veces menospreciado ante la figura de su hermano John, Sal Buscema. Sal representa un salto hacia una concepción más moderna de la viñeta, la inclusión de alguna splash page espectacular y la ruptura del dibujo que va más allá de los límites que le marca el propio enmarcado de la imagen estática.
Se van a ver sustituidos en ciertas ocasiones por un Ross Andru, en su pleno apogeo, y una breve aparición de Gil Kane muy significativa, puesto que firma la colaboración entre la Antorcha Humana y el Hombre de Hielo en el enfrentamiento que ambos tienen con Equinoccio, el hombre termodinámico. Así se completa una alineación de lujo que nos trae algunos de los comics más recordados del trepamuros haciendo conjunto con otros compañeros de profesión.