Tras las experiencias con Lobezno y Matanza, Marvel ofrece la oportunidad a Wade Wilson de lucirse en este formato de grandes dimensiones a tres colores. Panini Comics recoge los tres números de la serie en un volumen muy fiel al personaje de Masacre.
Me curo solo y tengo dos espadas
Cuando Masacre (Deadpool) llego a nuestras vidas lo hizo como villano, allá por el New Mutants # 98 USA en el año 1991. Sus creadores, Fabian Nicieza y Rob Liefeld, ya nos mostraron una aproximación a la figura de Wade Winston Wilson que ha mantenido hasta día de hoy y, a pesar de tener a sus espaldas poco más de treinta años de publicaciones, su carisma como antihéroe hace que parezcan muchos más. Tenerle hasta en la sopa como invitado especial de multitud de colecciones también afecta y la presencia en pantalla de Ryan Reynolds desde X-Men Orígenes: Lobezno de 2009 y las dos posteriores películas de Deadpool en 2016 y 2018 puede que hayan tenido algo que ver.
Pero para un señor al que lo que más le preocupan son las chimichangas y tener listas sus armas para el combate, ver regueros de sangre (aunque sea propia) tampoco le causa mucha sensación. Recordemos que Masacre tiene un factor curativo nivel Lobezno o superior, por lo que ver como se le regenera una parte de su cuerpo es parte de su día a día, dentro de una profesión, con sinsabores, como es la de mercenario. Y los mercenarios no son conocidos precisamente por montar fiestas de cumpleaños donde los protagonistas sean los globos, el confeti, la tarta y los regalos.
Mi aprecio por la vida ajena no es mi mejor virtud
Cuando te apodas Masacre no suele ser por ayudar a ancianitas a cruzar por los pasos de cebra ni por hacer recogidas para el banco de alimentos de tu barrio. Si nos pusiéramos a contar cuántas muertes tiene a sus espaldas perderíamos la cuenta o nos dejaríamos por el camino a mil o dos mil por olvidarnos de alguna de sus apariciones. Por eso Wade no es sinónimo de tranquilidad ni sosiego, no es un alma zen, es un tío pasado de vueltas con múltiples trastornos sin tratar medicamente y que ha dejado huella en la comunidad psiquiátrica y terapéutica de cada sitio por el que pasa. Y encima es excéntrico.
Pero ese afán por cortar cabezas y dejar otros miembros amputados está rodeado de un ambiente tan hilarante que no podemos dejar de destacar su afición por el chiste fácil o la absurda manía de verse envuelto en situaciones totalmente descontroladas en las que llorar no es una opción, ni cuando contemplamos la desfigurada cara de Wade, algo que su factor curativo no ha podido arreglar, ni falta que le hace, ¿Quién quiere un mercenario galán pudiendo tener a un hijo de mala madre soltando tacos a diestro y siniestro?. Para eso mejor un tarado que puede hablar con los lectores, con el guionista o con quien le venga bien.
Mis amigos me conocen lo suficientemente bien
Los autores que llevan a cabo cada una de las doce historias, repartidas de tres en tres a lo largo de los cuatro números de la edición americana y que aquí tenemos reunidos en un solo volumen, saben quién es Masacre, se codean con él, interaccionan siempre que pueden a través de las viñetas rompiendo la cuarta pared (recordemos que Wade es consciente de ser un personaje de comic, no como los demás). Por eso aunque en este tomo no nos encontremos ni con Nicieza ni Liefeld, ni Mark Waid, Joe Kelly, Gail Simone o Daniel Way, autores a los que Masacre debe buena parte de su fama antes de saltar a la gran pantalla, todos ellos son verdaderos fans de semejante espécimen mutante.
Y en la alineación hay sorpresas de mucho calado, alguna proveniente del Lejano Oriente. Aunque también viejos conocidos del personaje que lo han guionizado en alguna de sus múltiples miniseries o dibujado en largas etapas. Pero el nombre que más destaca sobre todos es el de Stan Sakai, el creador de Usagi Yojimbo. Sakai nos ofrece una narración repleta de humor sobre por qué Wade eligió dos espadas japonesas (katanas) como armas principales, haciéndole viajar a la vez por el tiempo. También tendremos la ocasión de apreciar el arte de los autores del manga Masacre: Samurai (del que ya está disponible el primer volumen aunque habrá que esperar a septiembre para poder comprar el siguiente), Sanshiro Kasama y Hikaru Uesugi.
Hazme las pistolitas más potentes
Pero no son los únicos que llaman la atención pues también tenemos al actor Jay Baruchel haciendo de las suyas por aquí con un guion que lleva a Masacre a un convento de monjas un tanto especiales con pingüinos a la venta. Todo ello dibujado por el excepcional Paco Medina. Así que no podíamos pedir mejor mezcla. Por eso disfrutamos también de Tom Taylor, Phil Noto, Ed Brisson, Whilce Portaccio, James Stokoe, David y Maria Lapham, Pete Woods, Karla Pacheco, Leonard Kirk, Frank Tieri, Takashi Okazaki, Christopher Yost y Martin Coccolo.
Pero hay que hacer una mención especial a algunos autores que redondean este completo conjunto, por un lado Daniel Warren Johnson que termina buscando un lado más sentimental del acercamiento al personaje y por otro Michael y Laura Allred que juegan un poco con el carácter humorístico de Masacre. Por lo tanto podemos decir que en general se ha apostado por la diversión pura y dura en pequeñas dosis de unas ocho páginas por historia que hacen de Masacre: Blanco, Negro y Sangre una lectura amena y salvaje al mismo tiempo.