Primero de los tres volúmenes que van a componer la recopilación en formato de lujo de la etapa que David Michelinie, John Romita Jr. y Bob Layton llevaron a cabo para redefinir al personaje de Iron Man. Panini Comics se viste con las mejores galas para presentarnos una época mítica.
Edición Marvel Masterworks
Antes de entrar en una historia que merece ser destacada pero es por muchos lectores ya conocida, creo que lo primero que debemos hacer a la hora de afrontar esta reseña es hablar de la edición que se ha hecho dentro de esta nueva línea de Panini de Obras Maestras Marvel. Nos encontramos con un tomo de encuadernación tipo holandesa de las mismas medidas que los Marvel Gold o los Marvel HC, con el lomo en imitación de piel de color rojo con la grafía destacando en amarillo, la combinación de colores de la armadura más reconocible del personaje, una vez abandonados los conceptos clásicos del gris y el dorado como tonalidades únicas y que llegaron hasta la creación de Los Vengadores.
Una vez que abrimos las tapas y nos adentramos en sus primeras páginas nos encontramos con los recuadros y fuentes que han caracterizado siempre a la edición norteamericana de estas recopilaciones dentro de la línea Marvel Masterworks (Obras Maestras Marvel, en su traducción literal) y aunque el artículo de Stan Lee que acompañaba las primeras ediciones se ha relegado al final del tomo ante uno mucho más reciente de Michelinie.
Estamos ante unas líneas que nos muestran la importancia dentro de la editorial de unos números que cambiarían para siempre la forma de ver y entender a un personaje enfundado en una armadura de hierro, con múltiples recursos, pero con un corazón y un alma tan humanas e imperfectas que no pudieron soportar las tensiones a las que la vida le sometió, dejando que Tony Stark / Iron man cayese en un pozo del que por suerte pudo salir con buen pie.
Su primera crisis alcohólica
El tomo empieza con unos episodios que marcan el final de la etapa anterior con Bill Mantlo como escritor de la colección. Precisamente en el último de ellos tendremos el debut de Romita Jr., una de las piezas fundamentales del éxito que cobraría Iron Man a finales de la década de los setenta. A continuación ya entran Michelinie y Layton para ser los coargumentistas del título, guionista y entintador, todo un equipo. Juntos van a conseguir redefinir a un personaje que no contaba con una legión enfervorecida de fans y cuyas mejores historias había que buscarlas en Los Vengadores.
Michelinie y Layton seguirán la senda marcada hasta ese momento pero comenzarán a añadir problemas a Tony Stark, de una entidad más que suficiente como para provocarle alteraciones nerviosas evidentes. Al principio todo será muy contenido, casi como si se tratase de algo normal.
Tomarse una copa no tiene por qué conducir a un desenlace fatal que derive en una adicción, pero hay casos en los que se convierte en una cuestión importante, tanto como para suponer un contratiempo que se agrave y permanezca siempre junto a nosotros, el alcoholismo, un trastorno que provoca la dependencia física y psicológica de la bebida cuya consecuencia más grave puede ser la mismísima muerte. Una enfermedad crónica y progresiva, pues los límites del consumo aumentan conforme lo hace la tolerancia de nuestro cuerpo al alcohol. El abuso de cualquier sustancia nunca ha sido sinónimo de salud y reconocer esa dependencia es el primer paso para afrontar la recuperación.
El largo camino hacia la botella
Para llegar a eso Tony tuvo que sufrir diferentes circunstancias, entre las más destacadas estuvieron la traición por parte de la que era su compañera sentimental en aquel momento, Whitney Frost, Madame Máscara, la injerencia de SHIELD en Stark Internacional por considerarla vital para la fabricación de armamento para EEUU o la decadencia en sus relaciones personales que alcanza su clímax cuando una discusión con Edwin Jarvis, el mayordomo de la mansión de Los Vengadores desemboca en la dimisión del sirviente, que desde los inicios de la formación había sido una de sus piedras angulares. Todo ello le conduce a la situación no deseable pero fenomenalmente contada por los artistas al frente de Iron Man.
Este tomo no solo es importante por el desenlace en ese episodio que ha definido para siempre la vida de Stark, “El demonio en una botella”, sino que sirvió como carta de presentación para algunos personajes secundarios que pasarían rápidamente a un primer plano, como James “Jim” Rhodes o Bethany Cabe. Junto a enemigos tan propios del Vengador Dorado como Arsenal, Unicornio, los Ani-Hombres, Espía Maestro, Ventisca, el Fundidor, Latigazo o Justin Hammer se conforma la alineación perfecta de los astros para dar con el inicio de una prometedora etapa que en un formato u otro tiene que estar en tu estantería de Must Have. Además de los autores citados también pasaron por estas páginas Jim Shooter, Herb Trimpe, Keith Pollard, Keith Giffen, Carmine Infantino y hasta un episodio abocetado por John Byrne.