Tremendo volumen que recopila toda la etapa de Carlos Pacheco, Rafa Marín y Jesús Merino al frente de Los cuatro Fantásticos a principios del Siglo XXI. Panini Comics logra homenajear de la mejor forma a estos autores con una cuidada edición con extras muy interesantes.
La excepción que confirma la regla
Pocas veces se puede ver en Marvel a un guionista que no sea anglófono, bien porque sea estadounidense o británico o de algún otro país de la Commonwealth, y ni mucho menos dejarle las riendas de Los Cuatro Fantásticos, el cómic que vio nacer el Universo Marvel allá por 1961. Por eso resulta sorprendente que La Casa de las Ideas respaldase este proyecto, liderado por Carlos Pacheco y acompañado por Rafa Marín y Jesús Merino, tres gaditanos que exportaron su arte al otro lado del Atlántico para una etapa que duró algo menos de dos años.
Lo que prometía ser una experiencia única, con uno de los juguetes más preciados, se convirtió en una obra que sufrió muchas modificaciones que alteraron el sentido de muchas de las historias, así como otros detalles menores. Las injerencias editoriales llegaron desde muy pronto, de hecho el Editor en Jefe de Marvel en el momento de ofertarles el trabajo era Bob Harras, que solo se mantuvo un episodio al frente, desde Los cuatro Fantásticos Vol.3 #36 el cargo pasó a Joe Quesada, aunque la editora de la serie se mantuvo durante casi toda la etapa, Bobbie Chase. El final de la misma tendría lugar ya con Tom Breevort al cargo de la serie.
No se terminaron de fiar
Tras apenas cinco números en Los cuatro Fantásticos decidieron colocar a un guionista estadounidense para que se encargase de los diálogos. El elegido fue Jeph Loeb. Era una forma de intervenir de forma más directa aunque Loeb se limitó a rellenar los bocadillos de texto y así le gustaba aparecer acreditado, reconociendo de ese modo la labor de Marín y Pacheco a la hora de crear las historias y darles forma.
No se trató de un camino de rosas esta etapa de Los cuatro Fantásticos, más bien de tallos repletos de espinas, duras espinas. Seguramente no disfrutaron plenamente de la experiencia. Incluso su salida se llevó a cabo con un cambio de guionista (Karl Kesel) que se encargó de cerrar sus tramas, sin ni siquiera aparecer sus nombres en la portada, solo tenían acreditado su trabajo en el interior.
En realidad hicieron un enorme trabajo para los mimbres que les dieron para hacer el cesto. Utilizaron villanos de gran peso, como Diablo (que aparece en su primer número como hizo John Byrne en su etapa en solitario en la colección, aunque no era la idea original de nuestro trío de creadores), el Super-Skrull, Namor, Annihilus o Maximus el loco.
Pero para la historia quedó la recuperación de la forma humana de Ben Grimm, gracias a la intervención accidental de la Gárgola Gris (¿cómo no se le había ocurrido antes a nadie?). Además crearon a Abraxas, un ser muy poderoso, hijo ni más ni menos que de Eternidad, la entidad cósmica. Además recuperaron a Valeria Von Muerte (creada en la etapa anterior por Chris Claremont y otra gran estrella del cómic nacional, Salvador Larroca) para el arco final, dándole la identidad que mantiene a día de hoy, la de Valeria Richards, la segunda hija de Reed y Susan.
Una experiencia con más sombras que luces
No se lo pusieron fácil pero supieron sobreponerse y mantenerse durante un tiempo. Como trasfondo mantuvieron una trama secundaria que tenía como protagonistas al Gideon Trust. Nos devolvieron el Edificio Baxter desde muy temprano, con una aventura en la que Noah Baxter volvía a escena, nunca nos lo habían mostrado antes los muchachos de Marvel, a pesar de tener un edificio con su nombre donde residía una familia muy importante, a pesar de los intentos del Doctor Muerte por deshacerse de ese inmueble.
Los guiones de Pacheco y Marín no fallaron mientras se los pidieron, no fue así con la parte artística. Pacheco y Merino fueron sustituidos en algunos números por Jeff Johnson, Stuart Immonen, Joe Bennett, Kevin Maguire o Tom Grummett, entre otros.
Para completar el tomo se incluye la serie limitada de Los Inhumanos que tuvo a los lápices a José Omar Ladronn y para el remate también tenemos una breve historia que reconocía su inspiración en Pacheco y Marín, con Tom DeFalco y John Buscema manos a la obra para definir dicho concepto. Las últimas páginas nos traen las anotaciones aparecidas en los comics de Forum en su publicación original en España, muy reveladoras para entender algunas cosas. Los originales de multitud de ejemplares coronan este Omnibus de más de 700 páginas.
Allí podemos apreciar el antes y después de las tintas de Merino sobre los lápices de Pacheco. Carlos, que allá donde te haya llevado el viaje que iniciaste sigas ejerciendo la influencia y el recuerdo que dejaste en los que se quedaron aquí, que ilustres una vida de merecido descanso, seguiremos disfrutando de tu arte mientras podamos aguantar, hasta justo antes de buscarte para tomar unas cervezas, cazón y chocos.