Descubrir que tu esposa no estaba fallecida, sino que había sido suplantada por una skrull tiempo atrás, puede suponer un punto de inflexión para Clint Barton. Panini Comics afila las puntas de flecha para llevar a Ojo de Halcón a una historia compleja y entretenida.
Las flechas del amor
La historia que unió los caminos de Ojo de Halcón y Pájaro Burlón tuvo lugar en una serie limitada que sirvió de prólogo a la también serie limitada que presentó a Los Vengadores Costa Oeste. Los destinos de Barbara “Bobbi” Morse y Clint Barton se unieron en una aventura que implicaba a la anteriormente conocida como Agente 19 de S.H.I.E.L.D. o como Cazadora, con el entramado de Industrias Tecnológicas Cross, lugar donde el arquero favorito de Marvel desempañaba su trabajo tras haber dejado hacía poco Los Vengadores. Su romance fue rapidísimo y acabó en una boda relámpago. Primeros comics que merece la pena recuperar para entender parte de lo trascendental que resulta el tomo que tenemos entre las manos para sus dos protagonistas principales.
El segundo grupo de comics serían los que embarcaron a Los Vengadores de la Costa Oeste en un viaje a través del tiempo (Avengers West Coast #17 a #24). Aquí la relación entre Bobbi y Clint entró en una grave crisis, todo por culpa del Jinete Fantasma, Lincoln Slade, durante la estancia de Pájaro Burlón en el Lejano Oeste de 1876. Bobbi fue sometida a los deseos de Lincoln hasta llegar a violarla. Pájaro Burlón se cobró justicia poética y Ojo de Halcón no entendió que la venganza llevase a su mujer a matar, contraviniendo las normas de Los Vengadores. Realmente poco castigo sufrió Lincoln, un mal sucesor del primer Jinete Fantasma, su hermano Carter.
Superhéroes y espías
El factor nostalgia no se queda ahí, a medida que avanzamos en la lectura del tomo tenemos la aparición de Natasha Romanoff, uno de los primeros intereses amorosos de Clint y también una de las espías más reconocidas dentro del Universo Marvel. En Widowmaker, la miniserie en la que la Viuda Negra se une a nuestros protagonistas, también tendremos partes del pasado de Natasha que vuelven para atormentarla, así como un villano que al mismo tiempo es la última interacción de Barton antes de retomar su arco y sus flechas, Ronin, sin estar Eco bajo los ropajes.
Y por si eso fuera poco, el conjunto se completa con otra serie limitada titulada Hawkeye: Blindspot, donde Clint Barton tendrá que enfrentarse a su propio hermano, Barney, en una trama que implicará al Barón Helmut Zemo y contará con el Capitán América y Iron Man como convidados de piedra, amén de otros. Otro guiño al pasado a través de sucesos que tienen lugar en el presente. Una etapa la que plantea McCaan que gira claramente en torno a la mitología creada durante cerca de cuarenta años de comics, afectando no solo a Ojo de Halcón pero teniéndole como foco de los acontecimientos que salpican a su ex-esposa y otros allegados.
Caminos separados
La vida de Clint y Bobbi parece abocada a llevar diferentes rumbos. Se aman, se desean, pero sus ocupaciones y preocupaciones giran en sentidos distintos y hacen que prioricen sus carreras laborales antes que su relación personal. Eso no va a privarnos de momentos impagables que mezclan celos con pasión. Jim McCaan no deja que recobremos el aliento entre una aventura y la siguiente, enlazando temáticas y situaciones con buen hacer. Diversión a raudales con un toque sentimental muy agudo, sacando a relucir de forma constante que los personajes tienen mucho ya vivido en común pero también que evolucionan para explorar nuevas rutas en sus vidas.
La compañía de McCaan para ilustrarlo todo es casi 100% española, apenas unas páginas dibujadas por Nick Dragotta, Valentine De Landro y Lee Weeks (para los flashbacks de Blindspot) frente al poderío de David López, que lleva el mayor peso y va mejorando a pasos agigantados desde el inicio de sus primeras páginas en Marvel, Manuel García, que siempre nos hubiese gustado que se prodigase más con los personajes de La Casa de las Ideas, y Paco Díaz, cuya fuerza y estilo algo más noventero ayuda a cerrar el tomo por todo lo alto. Una etapa imprescindible que quedaría ensombrecida por la llegada de la genialidad que llevaron a cabo posteriormente Matt Fraction y David Aja. Por lo tanto estamos ante un complemento perfecto de esa etapa posterior.