T’Challa / Pantera Negra, ya no es el rey de Wakanda, ha sido exiliado del país por el que tanto se esforzó, presa de su propia complacencia y de no escuchar las señales que le indicaban que todo apuntaba a un severo cambio entre los suyos. Panini Comics vota por la democracia mientras que la prosperidad se torna en corrupción.
Birnin T’Chaka
Hay ciudades en lugares más remotos, sin la incidencia directa de las capitales (que también cuentan con barrios en la misma situación que vamos a analizar, en sus periferias sobre todo) donde la ley no se aplica con la misma severidad, donde mafias organizadas someten a su voluntad, normalmente económica, a la indefensa población, que termina por tomar esa costumbre como un mal menor para encontrar un camino de convivencia relativamente pacífico.
La corrupción campa a sus anchas y empobrece los modos de vida al no recibir el estímulo del turismo, esas zonas pierden todo atractivo pero son vergeles para la proliferación de negocios turbios, de lo que se llama economía sumergida. Drogas, prostitución y un largo etcétera de perversiones pueden hacer que la apariencia de un devenir tranquilo oculte un mal mucho mayor del que se puede ver a simple vista.
La nueva situación de Pantera Negra le ha hecho abandonar la capital de su otrora reino para instalarse donde más se le necesita, en la ciudad que lleva el nombre de su padre, al norte del país, cerca de las tierras de los Jabari. En Birnin T’Chaka, conocida cariñosamente por sus pobladores como Bi Ti, no les falta un techo donde cobijarse o un plato de comida que llevarse a la boca, de eso bien se ocupa el gobierno wakandés, como en el resto del estado democrático actual, pero se respira un ambiente más complejo, difícil de compaginar con la opulencia de Birnin Zana, la capital.
Grupos organizados se ocupan de cobrar impuestos para mantener todo tranquilo, pero eso no consigue que la amenaza constante ante la falta de ese pago pueda afectar, de malas maneras, a aquellos que en ese momento no disponen del papel moneda necesario para abonar su cuota.
Nuevo escenario, viejas costumbres
En ese ambiente tendrá que moverse T’Challa que, además de su rol de Pantera Negra, ha adoptado una identidad nueva gracias a un inductor de imágenes, la de un camarero de un restaurante humilde, regentado por una mujer, Obawo, al que todos conocen como Ize.
Bajo ese disfraz se mantendrá al tanto de los rumores de la calle, aparte del día a día de las milicias que recorren la ciudad. Aquí es donde entre en escena el sobrino de Obawo, N’Yobi Umaru, un abogado que apenas se gana la vida, por la manía que tiene de aceptar casos que no le reportan apenas ingresos. Suya es la voz de la calle, de aquellos que sufren bajo el peso de la injusticia, de no vivir en la inmundicia pero tampoco poder crecer por culpa de otros que se reparten el resto del negocio.
Aquí podríamos hacer una clara comparativa con el mundo actual, ya no hablamos de aquellos denominados sin techo, de los que tienen que mendigar para poder comer ese día, hablamos de los que antes se consideraban clases medias y que ahora han visto como el mundo ha degenerado de tal manera que también tienen problemas para llegar a fin de mes.
No sirve con la limosna de los gobiernos, con esas ayudas que no invitan al optimismo de recuperar los mercados laborales y los salarios acorde al tiempo que toca vivir. Cada vez más personas ven como las subidas constantes de impuestos, de carburantes, de sus listas de la compra o cualquier servicio ofrecido les recorta los salarios que antes parecían más boyantes pero que nunca suben al ritmo que lo hacen los precios de los productos de primera necesidad, no hablemos ya de otros consumos.
Una nueva timonel al mando
Eve L. (de Louise) Ewing nos deja todo eso y mucho más en las páginas que contienen los cinco primeros números de esta nueva etapa de Pantera Negra. Podía haber aprovechado para situar a T’Challa en mejor posición pero si un rey expatriado sueña algún día con volver a ocupar su trono, primero debe recuperar el pulso de los suyos, entender su situación, ser partícipe de ella y colaborar para mejorarla.
Justo lo contrario que cualquier político de nuestra época actual, que bajo sus opulentos emolumentos, sus comodidades y su falta de conocimiento sobre lo que pasa más allá de la valla de sus mansiones, se limitan a dejar las migajas mientras ellos y sus amigos acaparan poder y dinero como si tuviesen que pagarse un billete para salvarse de la extinción del Planeta Tierra.
Para la parte gráfica tenemos a Chris Allen, para unir a un dúo de creadores afroamericanos. Y si lo que Ewing nos quiere contar es bueno el nivel de Allen no se queda atrás. Genial representación de los bajos fondos de una ciudad que no pierde esa identidad wakandesa del colorido, de ese estamos mal pero podría ser todavía peor.
La suciedad no ha llegado a invadirlo todo, no es Nueva York, es un lugar que, si degenera un poco más, podría llegar a serlo, pero por el momento Pantera Negra tiene la oportunidad de revertir el problema, de devolver la dignidad a los que la están perdiendo, a esas buenas personas que no se merecen a los tipos y tipas que les dirigen desde sus asientos de piel y terciopelo.
¿Qué crees que le depara a T’Challa en esta nueva etapa fuera del trono? ¿Logrará recuperar su lugar en Wakanda o estamos ante un cambio permanente? Comparte tus ideas en los comentarios y únete a la conversación sobre el futuro de Pantera Negra. ¡Tu opinión cuenta!
