Es inevitable volver la vista a las historias de los años setenta en Deadly Hands of Kung-Fu cuando nos introducimos en los primeros capítulos de este tomo de Shan-Chi, el Maestro del Kung-Fu. Panini Comics afila todas las armas del armario para el explosivo final de esta etapa del personaje.
Adaptando todo a las películas
Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos ha supuesto un punto de inflexión en la carrera del superhéroe de las artes marciales, miembro de los Poderosos Vengadores. Ahora ese éxito tiene que buscar su reflejo en los comics y lo hemos venido viendo desde el tomo anterior, con la presentación en sociedad de los Diez Anillos, tal y como los vimos en la producción cinematográfica de Marvel Studios, no los diez anillos del Mandarín con los que soñamos los aficionados de “rancio abolengo”, los de Zheng Zu (sí, el Fu Manchú de antes), padre del protagonista.
Pero no solo tenemos esas referencias al presente audiovisual de Shang-Chi, también vemos la apuesta que lanza Gene Luen Yang, el guionista de esta entretenida etapa que llega a su final en este tomo, por recuperar a personajes y el espíritu de aquellas tramas de los años setenta, cuando la explosión de las artes marciales nos trajo a personajes como Puño de Hierro o el que ocupa estas líneas. En los primeros episodios tendremos una aventura que recordará a aquellas historias de espías donde los malos de turno tenían una fortaleza oculta plagada de tecnología ideada para acabar con el orden mundial y colocar uno nuevo a su medida. Un aspecto nostálgico muy bien llevado, sin saturar, simplemente recordando que una buena historia se puede sacar de un recuerdo, de la más desmadrada imaginación o de una terrorífica pesadilla.
De torneos va la cosa
Los más jóvenes igual no conocen la referencia que viene a continuación, salvo que los emuladores para ordenador de máquinas recreativas antiguas os hayan permitido jugar a Kung-Fu Master. Era un videojuego de scroll lateral en el que avanzábamos hasta terminar con todos los enemigos para poder ascender al siguiente nivel de una pagoda, esos edificios de varias alturas con tejados prominentes en cada una de ellas tan característicos de los países orientales, pues no solo podemos encontrarlos en Japón o China, también se hallan en lugares como Vietnam, Tailandia o las dos Coreas. Pues así es más o menos el desarrollo del torneo de Los Diez Anillos en el que Shang-Chi tendrá que dar lo mejor de sí para mantener o no su posesión sobre esas armas de doble filo, poderosas pero de mala influencia también.
Diez participantes, algunos viejos conocidos como Puños de Navaja o Zaran y otros que hemos ido descubriendo a los largo de esta etapa. Sumando todo tenemos un cierre bastante entretenido en el que amigos se tienen que tornar en enemigos por necesidades del propio formato del torneo, con un giro final de los acontecimientos que no vamos a ver llegar con facilidad. En manos de quién recaerá la custodia de Los Diez Anillos es algo que dejamos para aquellos que os decidáis por la lectura de este tomo y no lo apostéis todo a Leiko Wu, la agente del MI-6 poseída por el Vermis de la Desolación.
Cerrando una etapa divertida
Esta serie que empezó estando gráficamente en las manos de Dike Ruan (se encargó de la primera miniserie de cinco números y hasta el octavo ejemplar de la segunda de doce), pasó a manos de Marcus To para cerrar con la miniserie de Los Diez Anillos una trayectoria de dos años y medio en los que no hemos dejado de tener nuestra ración periódica del Maestro del Kung-Fu. Teniendo un nivel y un arte muy similares, tengo que admitir mi preferencia por Marcus To, más plástico que Ruan y arriesgando mucho más en la composición de las viñetas. El cierre definitivo llevado a cabo con Shang-Chi : Master of the Ten Rings ha caído en las manos de Michael Yg, otro ilustrador de ascendencia asiática al que ya pudimos ver en la colección de Puño de Hierro.
Por resumir un poco los cuatro volúmenes publicados por Panini Comics que nos han traído hasta aquí tenemos que destacar que Gene Luen Yang ha sabido transmitirnos un entorno diferente al que se viene moviendo Shang-Chi, más rodeado de familia, una que ni sabía que tenía y que ha sido muy importante como apoyo en sus aventuras.
Por otra parte hemos podido conocer un entorno místico muy fundamentado en lo oriental, con figuras tan representativas como Diablos con Cara de León o jinetes a lomos de bestias con sus enrevesadas cornamentas. Una obra que nos ha permitido vivir una vertiente más cercana a los orígenes de Shang-Chi y menos centrada en el ambiente callejero de las ciudades de Estados Unidos. Si te llama la atención las artes marciales este ha sido el comic que tenías que comprar desde noviembre de 2020 hasta marzo de 2023. Esperemos volver a ver pronto al Maestro del Kung-Fu.
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