Segunda entrega de las series limitadas clásicas, junto a algunas historias sueltas, publicadas originalmente por Dark Horse sobre la franquicia cinematográfica Alien. Panini Comics fabrica tejido antiácido para protegerse de los litros y litros de sangre alienígena que está por verterse.
La constante
A lo largo del presente volumen vamos a encontrarnos con una serie de denominadores en común, en particular dos de ellos que se van a repetir de forma casi inevitable. El primero de ellos es causa del segundo por lo que, como vais a poder comprobar, tener a una Reina Alien va a llevar aparejada irremisiblemente la existencia de una colmena que la proteja.
Desde las primeras historias, publicadas en revistas como Dark Horse Comics o Aliens Magazine, ya vemos ese factor dominante al que va a acompañar también la presencia de esos científicos que ven en los xenomorfos una raza de mucho potencial para el estudio y aprovechamiento de sus virtudes, sobre todo a nivel armamentístico.
En ellas vamos a poder disfrutar de autores de la talla de John Byrne (como autor completo de su relato) o de Peter Milligan, con un espectacular dibujo de Paul Johnson, muy pictórico y alejado de los estándares que hasta ese momento habían poblado las publicaciones de Aliens. Este último, titulado Sacrificio, es de esas historias que brillan con luz propia.
Después encadenamos dos miniserie que se centran poderosamente en el relato del científico loco, en la expansión de las colmenas partiendo de esa Reina que lo capitaliza todo, el enemigo final de un juego complicado en el que cualquier descuido hace que mueras con facilidad, como un Souls-like.
Porque un xenomorfo siempre va a ser difícil de matar, nos va a poner contra las cuerdas, por lo que una cantidad ingente de ellos va a ser la ola de ese tsunami que lo arrasa todo, que va a ser imposible mantener bajo control, por mucho dinero que haya costado construir la mejor y más segura de las instalaciones. No está en nuestra mano manejar a una fuerza de esa naturaleza.
Colonial Marines
En todo buen recopilatorio de aventuras terroríficas relacionado con los xenomorfos tenemos que contar con una crónica relativa a los Marines Coloniales. Desde su debut en la gran pantalla en Aliens 2: El Regreso, estas compañías de militares han contado con suficiente relevancia por la dureza de las condiciones a las que se enfrentan en su día a día, una suerte de legionarios cuya paga es lo suficientemente atractiva como para jugarse el pellejo. Armados hasta los dientes y con equipos adecuados suelen plantar cara a los alienígenas, pero muchas veces no cuentan con la información suficiente para valorar adecuadamente la amenaza, malditos muchachos de inteligencia.
Su historia es la más extensa que podemos ver en el voluminoso tomo. Diez números USA que terminan juntando más de 250 páginas de mucha acción y sacrificio. También cuentan con algunos alicientes y novedades que no dejan de resultar resaltables.
Contar con la hermana de Vasquez, una nueva clase de sintético o experimentar con xenomorfos híbridos de humanos es lo bastante original como para destacar. Todo ello antes de volver a entrar en historias más cortas extraídas nuevamente de formatos revista de variado contenido. Entre ellas la que llevan a cabo Dave Gibbons y Mike Mignola, que tiene como título Salvación. Cuarenta y seis páginas donde de nuevo una Reina Alien y su colmena martirizan a una nave estrellada en un planeta pantanoso. De nuevo una aventura sofocante que nos hace darnos cuenta de las dificultades de enfrentarse a una raza tan agresiva.
El regreso de John Arcudi
Ya tuvimos varias narraciones de este guionista en el volumen anterior y ahora regresa para hacerse cargo de la última miniserie de cuatro episodios contenida aquí. Fortaleza no va a dejar un detalle marcado a fuego en nuestras retinas, la figura de un xenomorfo que colabora activamente con los humanos, luchando de su lado, manejando incluso armamento, con capacidad para hablar… pero hay una sorpresa, no es un alien, es un sintético con su forma que incluso fuma puros, pero es tan especializado que puede convivir con una colmena. Además tiene nombre, se llama Jeri.
Como podéis ver por lo rocambolesco del concepto, se trata de una aventura muy entretenida con un final apasionante y cargado de fuerza moral. Los sintéticos, muchas veces, no han sido plato de devoción de los aficionados a Alien, pero Jeri consigue enamorar por su desparpajo.
En general estamos ante un tomo interesante que cuenta con luces y sombras, altos y bajos, pero que resulta recomendable a pesar de su voluminosidad y dificultad de manejo. Algunas representaciones gráficas pecan un poco del momento que se vivía en plena década de los 90 del Siglo XX pero los alienígenas tienen un canon muy específico, que no permite muchas variaciones más allá de los tipos y sus evoluciones. Muy tentador.