Si te gustan las artes marciales mixtas, a continuación te dejo una serie de MMA de Netflix que no te puedes perder.
La serie de MMA llamada La Jaula (La Cage), recién estrenada en Netflix, se adentra en el mundo de las artes marciales mixtas con un estilo que pretende captar la intensidad y brutalidad del deporte, a la vez que explora los conflictos personales y familiares del protagonista, Taylor (Melvin Boomer).
Desde el inicio, queda claro que la serie de MMA busca equilibrar el drama de la vida de un luchador amateur con los desafíos y oportunidades en el octágono. Aunque esta mezcla de deportes y drama personal tiene elementos conocidos, La Jaula logra mantener el interés de los espectadores con su narrativa intrigante y sus escenas de combate bien ejecutadas.
Está muy bien hecha.
La estructura narrativa es directa y se centra en el recorrido de Taylor hacia un combate crucial, revelando a través de flashbacks los eventos que lo llevaron hasta allí. La historia arranca ocho meses antes del combate final, mostrando a Taylor en sus inicios como un luchador que todavía se encuentra en la liga amateur. Este recurso permite desarrollar el arco del personaje y, al mismo tiempo, añadir tensión mientras vemos cómo cada desafío lo acerca más a su gran oportunidad.
Aunque la historia del protagonista tiene varios tropos familiares, como el de un luchador que intenta salir adelante para ayudar a su familia, La Jaula introduce suficiente personalidad y profundidad a través de sus personajes secundarios para que estos elementos tradicionales no se sientan repetitivos.
Tiene muchas sorpresas.
Uno de los aspectos más destacados de la serie de MMA es la presencia de figuras reales de la UFC, lo cual añade autenticidad para los fanáticos de las MMA. Aunque no aparecen figuras de la talla de Conor McGregor o Ilia Topuria, la inclusión de leyendas como Georges St-Pierre aporta un toque especial y conecta la narrativa ficticia con el mundo real del deporte.
Esta integración de personalidades del MMA no es solo un guiño para los seguidores del deporte, sino que también ayuda a enmarcar el ascenso de Taylor en un contexto más amplio, dotando a la serie de una atmósfera de realismo y reconocimiento.
Sin embargo, La Jaula no es perfecta y tiene momentos donde el realismo se sacrifica en pos de la narrativa.
Las escenas de combate de la serie de MMA, aunque visualmente atractivas, presentan algunas inexactitudes desde una perspectiva técnica. En varias ocasiones, Taylor aguanta sometimientos prolongados de una manera que no es del todo creíble, o se recupera de golpes de manera casi milagrosa. Estos detalles pueden resultar poco convincentes para quienes conocen bien el deporte, ya que en la realidad, el desgaste físico y la presión de las sumisiones son elementos fundamentales que determinan el desenlace de un combate.
Aun así, las coreografías y el enfoque de cámara logran que las peleas sean emocionantes, con planos cercanos que recuerdan a películas como Warrior (2011), lo cual le da a La Jaula una intensidad visual que captura la crudeza del MMA.
La trama fuera del octágono aporta un contraste interesante, aunque algunas de estas historias secundarias pueden resultar demasiado intensas. El drama familiar de Taylor, marcado por la difícil situación económica de su madre, es uno de los motores que lo impulsa a seguir luchando, incluso cuando se enfrenta a retos que ponen en peligro su salud y bienestar.
Esta tensión constante entre su vida personal y su carrera de luchador proporciona un trasfondo emotivo que conecta con el espectador, pero en ciertos momentos, el ritmo y el tono se ven afectados por el énfasis en el melodrama. Además, el antagonista de la serie, Ibrahim, añade un conflicto adicional, introduciendo un pasado sombrío que genera una rivalidad profunda y que es revelado de manera completa en el episodio final.
Hay momentos demasiado cliché.
Los personajes secundarios cumplen bien su función en la trama, pero en ocasiones pueden parecer arquetipos un tanto predecibles, como el amigo que ofrece alivio cómico o el interés romántico predecible. Sin embargo, personajes como Niko (Antoine Simoni), cuya lealtad no queda clara hasta el final, ofrecen una intriga adicional que mantiene la atención del espectador, creando una atmósfera de desconfianza y tensión latente hasta los últimos episodios.
En conclusión, La Jaula es una serie de MMA que logra entretener y ofrecer una mirada intensa al mundo de las artes marciales mixtas, aunque se permite algunas licencias artísticas en términos de realismo en las peleas. No es un drama deportivo que revolucione el género ni redefine la narrativa de superación, pero sí es un producto sólido y cautivador que, con solo cinco episodios, mantiene el ritmo y la emoción de principio a fin.
Para los aficionados al MMA y al drama deportivo, La Jaula es una opción recomendable, que, aunque no logra el nivel de clásicos del género, sí ofrece entretenimiento y una buena dosis de acción en cada episodio.
