El dibujante estrella Lee Bermejo se estrena como autor completo con Suicidas, esta historia futurista callejera de bandas y deportes de contacto.
ECC Ediciones recopila las dos series de Lee Bermejo, Suicidas y Suicidas Reyes del Infierno, en un solo tomo de lujo que cierra esta obra distópica y pesimista.
El futuro de Los Ángeles tras un supuesto terremoto que destruyera la ciudad es negro, desolado, un mundo dividido entre los que pudieron sobrevivir a la catástrofe, y los que no la sufrieron. La lucha social, la diferencia entre los barrios, las bandas, el tribalismo, llenan las páginas de esta serie.
Suicidas nace con un gran desastre: El Grande. Un terremoto que destruye buena parte de la ciudad de Los Ángeles, sobre todo afectando a las zonas menos agraciadas. Esto produce una ruptura social, una división entre los ricos y los pobres, con un muro que divide la urbe entre los pobres y olvidados y los que todavía tienen una ciudad de verdad para vivir. En el medio, se crea un estado independiente que disfruta de una legalidad propia, con su propia seguridad que evita entradas de la Nueva Los Ángeles a la vieja. Un estado corporativo.
Bermejo ideó primero la primera miniserie como una historia que hablaba de esa fractura, de un inmigrante que llega de la zona pobre a la rica y sube hasta lo más alto por medio de un cruel juego de lucha futurista. Radiografiando una sociedad que él mismo crea, pero ejerce de espejo oscuro de la actual. Es una historia llena de detalles sobre ese futuro corporativo, de intereses creados, pero sobre todo se centra en esa vida de un inmigrante que gracias a su brutalidad, puede ser una herramienta útil, tanto para las clases brutales de Nuevo Ángeles, como para los intereses corporativos de la vieja.
Tiene una carga crítica que no se esconde, pero que tampoco se desarrolla más allá de lo que ya conocemos. Los medios, el dinero, las grandes empresas, la inmigración, la impasibilidad política, o peor, lo incapacidad para hacer nada, llenan los huecos de la obra, que en realidad hablan de un hombre, de cómo cambia, se transforma, como un monstruo puede cambiar, pero siempre vivirá en ese filo, y que si cae, el monstruo surgirá de nuevo.
La segunda parte de la obra, se publicó posteriormente, y era una precuela, por lo que en este tomo se ha colocado antes de la historia principal, pero en mi humilde opinión, leerla en el orden de publicación, hace más interesante el conjunto. Creo que Bermejo se arriesga más y ganas enteros en esta segunda entrega, centrándose al 100% en Nueva Ángeles y su mundo casi apocalíptico de bandas y pobreza, de dramas personales que al final se convierten en metas y objetivos. Y ese riesgo, crea un crisol de historias que hacen mucho más interesante esta serie que la predecesora y su juego con flashbacks para narrar la creación de un Suicida.
El arte de la obra recae sobre Bermejo en la primera serie, y en Alessandro Vitti (ayudado en el último número por Gerardo Zaffino). El guionista de toda la obra conoce sus fuertes, por lo que en la primera serie se potencia la espectacularidad y la oscuridad, incluso en los escenarios luminosos siempre hay algo oscuro. Con un diseño de personajes futurista apoyado en todo el realismo que es capaz de imaginar, Bermejo deja una obra más dinámica de lo que tienen costumbre a hacer, y llena de viñetas impactantes. Vitti en la precuela hace justo lo contrario, muestra con claridad y mucha línea un mundo lleno de basura y sangre, dejando claro que no es que la oscuridad no esté presente, es que no se distingue de la luz, en Nueva Ángeles hay mierda, violencia, y no se esconde tras armaduras, espectáculo ni neones.
Suicidas es una obra que podría haberse hecho perfectamente en Europa, tiene un espíritu casi de BD, pero con un enfoque tan norteamericano y con una imagen tan de cómic USA, nadie duda de su origen. Pero esto deja claro que ambas formas de entender el cómic se tocan mucho más de lo que el público suele pensar. Es una obra que comienza siendo bastante típica y con estereotipos, tiene claro que la historia y el mensaje deben ser claros y lo hace bien. La segunda parte muestra un avance en la capacidad del escritor de contar y organizar más información, usando más personajes y situaciones que redondean aspectos de la primera parte y aumentan el interés al aumentar las historias que cuenta, las pequeñas historias son potentes y componen un mosaico que mejora la obra.
Lee Bermejo con Suicidas ha mejorado, y creado una obra distópica y crítica bajo el sello de Vertigo, que recapacita sobre las personas en situaciones extremas, sobre el poder, sobre las clases sociales, y lo hace ligeramente, pero con una intención clara que deja poso en el lector.