¡Por fin! Esta tarde llega a los cines de toda España la esperada secuela de ‘Ted‘ (2012), el osito de peluche más gamberro del Séptimo Arte. La última gran creación de Seth MacFarlane (‘Family Guy‘, ‘American Dad‘) no será una obra maestra, pero es lo que es: dosis de insolencia y humor ácido en elevadas proporciones.
Era algo inevitable. Los compitruenos han vuelto, pero porque nunca se habían ido. El intento, que algunos califican de «fallido«, de Seth MacFarlane en ‘Mil maneras de morder el polvo‘ (2014) ha sido el puente perfecto para el creador de ‘Padre de familia‘ y ‘Padre Made in USA‘ a la hora de afrontar la secuela del osito de peluche más macarra de la historia del cine. Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero si tenemos en cuenta lo que pretende ser el osito Teddy en la industria cinematográfica posiblemente tengamos más de lo mismo que en la primera.
Sólo a alguien con la poca vergüenza de MacFarlane se le habría ocurrido transgredir las historias de cuentos infantiles donde la imaginación y el deseo se confabulan para dar vida a un ente inanimado. ‘Ted‘ (2012) tiene el aroma de ‘Padre de familia‘ desde la voz en off que surge con el logo de Universal hasta los créditos iniciales con música de piano. Un oso que cobra vida y se convierte en el mejor amigo de un Mark Wahlberg alejado del radio de acción usual en su filmografía, en los que la amistad y el amor son el maciguffin para dar rienda suelta a la insolencia característica de un fabuloso creador.
Seth MacFarlane no pretende hacer películas que marquen la historia, únicamente hacer reír a la gente. Y molestar, sobretodo molestar. Bien es cierto que no tiene la lengua tan afilada como Michel Houellebecq, pero su procacidad le ha llevado en ocasiones a extrañas circunstancias en la vida real. Su obra está plagada de referencias a la actualidad estadounidense, de la que se ríe y se burla con un descaro a la par que sostiene una trama original y divertida. Pero queda en segundo plano.
Esta noche iré a ver ‘Ted 2‘ con la ilusión de encontrarme lo mismo que en la primera. Grandes dosis de sethmacfarlaneísmo e innumerables frases irónicas acerca de famosos y eventos reconocibles por la cultura popular. No voy con la mentalidad de encontrarme una película tan grande como ‘El club de la lucha‘ o ‘Blade Runner‘, pero voy con la seguridad de reconocer a un oso de peluche capaz de esnifarse una raya de cocaína con el mismísimo Flash Gordon y follarse a Norah Jones en los primeros compases del siglo XXI.
Los críticos de cine, eruditos en la materia, pueden quedarse su absurda apología hacia el escatologismo de Seth MacFarlane y la aparente deriva hacia la que ha llevado su obra, según ellos. Yo me quedo con mi Coca-Cola, mi bolsa de mi palomitas y mi sonrisa. Que para eso soy yo el que pago.