Artículo semanal de @goonielor en su «Terapia de Mr. Quinn». Este miércoles psicoanaliza la obsesión que tiene Zack Snyder con los penes. Y los superhéroes, claro.
Que conste en acta que un servidor no tiene ningún problema con la sexualidad de la gente. Cada cual, con su órgano genital, puede tocar la música que le apetezca, con quien le apetezca y del modo que le apetezca. Eso sí, os pediría un poquito de responsabilidad civil. Que ya sabemos lo violenta que es la raza humana y luego no tenemos a Garth Ennis a mano. Dicho lo cual, y tras esta reconciliación con lo políticamente correcto, vamos al ajo: Zack Snyder tiene una obsesión con los penes. Los nardos. Las vergas. Las poNOLODIGAS. Y todo esto tiene un origen.
El origen de la nardofilia de Zack Snyder: ‘Watchmen’.
Todos los que hayan leído el cómic de Watchmen (Alan Moore y Dave Gibbons) sabrán que el personaje de Doctor Manhattan se pasea durante todas las páginas (a excepción de contadas ocasiones como la entrevista en el plató de televisión) en pelota picada. En las viñetas muestra un pene anatómico; es decir (aclaro), la verga que podríamos encontrar dibujada en una ilustración de un libro de biología. El nardo del David de Miguel Ángel, vamos.
Sin embargo, los que no hayan leído esta obra magna del Noveno Arte pero sí hayan visto la película homónima dirigida por Zack Snyder habrá podido constatar que el Dios existe y es americano alanmooriano presenta un pene sobrenatural. El pene magnánimo. El pene supremo. Superpene. Penazo. EL PENE, con mayúsculas. El ultranardo. Vamos, que podría llamar a un telefonillo de casa con las manos en la espalda. Podría cavar zanjas sin necesidad de maquinaria industrial. Salto de pértiga. Tiburón playero. Nardo absoluto. Manhattanardo. Doctor Nardattan.
Los problemas de Zack Snyder continúan: el mundo de Krypton en ‘El Hombre de Acero’.
No contentos con esa violación ocular en la gran pantalla, Zack Snyder se plantó como el susodicho cineasta dispuesto a reiniciar el Universo Cinematográfico de DC para hacerle la competencia a Marvel Studios. El face to face clásico de los cómics, pero en las salas de cine. ¡Y nosotros tan contentos! Y en esas que apareció nuestro Superman (Henry Cavill, que, por cierto, según dicen las malas lenguas carga fuerte y hacia la derecha) y, con él, su mundo de origen: Krypton.
Y, una vez tragada la película, nos paramos a reflexionar: ¿qué acabamos de ver? Además de un origen bastante extenso, ¿no os habéis fijado en la arquitectura y la tecnología kryptonianas (como las vainas, por ejemplo? Y no, ¡no acepto analogías o símiles con Riddick u otros mundos audiovisuales! ERAN NARDOS. ERAN EDIFICIOS GIGANTESCOS CON FORMA DE poNOLODIGAS. ERAN UN COPIA Y PEGA DEL EDIFICIO DE BARCELONA, EL QUE PARECE UN CONSOLADOR, PERO MÁS ALARGADOS Y FINOS. Zack Snyder lo volvió a hacer.
De la nardofilia a la testosteronafilia.
De esta manera, viajamos al pasado para rememorar 300. Y esa oda a la testosterona, a la guerra y a los hombres (que se quite El Club de la Lucha de en medio) es la reconfirmación de nuestras suposiciones: Zack Snyder, tienes un problema muy gordo. Tan gordo como lo que le cuelga a Doctor Manhattan. No nos engañes con tu presencia masculina y tu mujer (Deborah Snyder) y reconócelo. No pasa nada. Nosotros podemos ayudarte. Yo puedo ayudarte. Cuéntanos. ¿Cómo fue tu infancia? ¿Hubo alguna Martha?
¡POR QUÉ HAS DICHO ESE NOMBRE!
He dicho tarta.
NO.
Martha.
¡¡POR QUÉ HAS DICHO ESE NOMBRE!!
Caaaaaaaaaaaaarta.
AH.
(Después de este interludio)
Como ya sabéis, Internet es oscuro y alberga horrores. Y muchos seguidores de esta teoría (confirmada hoy en la Terapia con Mr. Quinn) han asegurado que en Ga’Hoole: la leyenda de los guardianes los personajes de dibujos animados tienen forma de pene. Yo no he llegado a apreciar semejante referencia freudiana, pero como información aquí queda.
Por otro lado, para concluir la consulta con Mr. Snyder, este es mi veredicto: a Zack Snyder le gusta hacer las cosas a lo grande. Literalmente. Peleas muy grandes. Películas muy grandes. Superhéroes muy grandes (y gordos, como Batman). Cámaras lentas muy grandes. Y, definitivamente (también), penes muy grandes. Y… ¡Qué narices! Lo siento, señor Google: POLLAS como una catedral. ¡Ala, ya lo he dicho! Ufff… ¡Qué gustazo me he dado!
PD: Martha…