Regresa el Universo de Sandman, los mundos creados por Neil Gaiman a primera línea tras largo tiempo durmiendo. ¿Qué han soñado en su letargo?
Sandman fue una obra que revolucionó el mercado USA, su estructura de historias entrelazadas para formar una obra cerrada no era nueva, pero si como cada arco argumental desarrollaba historias propias que se deslizaban sin tu permiso y entraban en el argumento de forma insidiosa, cada detalle contaba y no sabías muy bien cuando había ocurrido. Era una obra coral en la que Neil Gaiman creaba mundos diferentes para cada uno de sus dibujantes. Un mundo propio que nunca tenía el mismo aspecto, cada historia era Gaiman a través de otros ojos, con nuevas aportaciones. Sus referencias tan abundantes para aunar literatura, mitología, cultura popular y sueños componían una sinfonía que sonaba impresionante e íntima, espesa pero ligera, lo que hacía de Sandman una de las mejores obras del noveno arte, con un valor propio tan grande como las inspiraciones que fluían por sus viñetas.
Universo Sandman es el punto de partida para las primeras series que retoman la línea Vertigo, con personajes que ya han sido usados tras el relanzamiento de DC de su universo con los Nuevos 52, pero que ahora retornan a su idea inicial, existir en su propio hábitat, lejos del mundo superheroíco para desarrollar sus historias. Aunque ya ha dejado de existir, el universo Vértigo cambió el panorama del cómic, la comparación es desagradable, pero va a ser la norma inevitable.
La historia de Universo Sandman comienza en un sueño, el Sueño, donde algo ha comenzado a rasgar el cosmos, y Mathew, el cuervo de esta generación, debe buscar al señor extraviado, alejado de los suyos, Daniel, el heredero de Morfeo. En su viaje encontrará a viejos conocidos, como Lucifer, en un momento decisivo de su vida, o Tim Hunter, el mayor mago del mundo, que ya no tiene magia, y nuevos personajes en el teatro de los mundos mágicos como Erzule, la diosa vudú que siempre finaliza sus bendiciones con dolor y tristeza. Todos ellos tienen en este tomo un inicio y una presentación, ligera, con calma, pero estableciendo los parámetros de lo que viene, historias, bellas, terribles, luminosas y oscuras, llenas de esperanza y redención, o de muerte y odio, porque al final, todos acabaremos siendo el relato de alguien.
Las cuatro series que partirán de aquí; La casa de los susurros, Lucifer, Los libros de la magia y El Sueño; tendrán equipos creativos diferentes, todos ellos con experiencia probada, tanto escritores como artistas. Simon Spurrier, Kat Howard, Nalo Hopkinson y Dan Watters son los que manuscribirán la historia, y su trabajo es interpretar lo que dejó Gaiman, y eso no es fácil. Spurrier es el más veterano, ya ha recogido legados de autores legendarios como Claremont en Legión, o Alan Moore en Crossed +100, con diferentes resultados; Dan Watters es el que luchará contra más enemigos, el recuerdo de Gaiman, la serie de Mike Carey y lo que Black dejó en medio, pero estamos ante un guionista que imprime un sello propio que no debería imitar a ningún otro. Hopkinson es a priori la que cuenta con menos obstáculos, al tener una obra de inicio nueva y con pocos antecedentes. Es Kat Howard la segunda tras Spurrier la que más material previo tiene, y con tanto giro y uso de Hunter, un inicio desde cero parece el más correcto, y es el que ha tomado la guionista.
La estética de las series están muy definidas: la ecléctica mezcla de fantasías de El Sueño, la fuerza de la oscuridad en Lucifer, y la naturalidad del narrador de fabulas en La casa de los Susurros, es en los Libros de la magia donde la realidad se impone, porque la magia, no existe para Tim, y tendrá que arramblar con su mundo, es quizás donde podamos asistir a un mayor uso de distintas lineas.
Continuar este legado era una tarea hercúlea en la que muchos habían triunfado y otro fracasado. Mike Carey o Alisa Kwitney habían lo grado con sus obras ampliar el mundo de Gaiman sin imitarlo, pero no muchos más llegaron a esta unión espiritual con el mágico mundo de Sueño. Holly Black lo intentó con Lucifer, y la obra aunque entretenida, mantenía un estilo muy alejado de la delicadeza de Carey o el onirismo de Gaiman. Ahora, en la recientemente fallecida línea Vertigo otros autores atacan esta ardua tarea, pero esta vez, el mismo dueño del sueño los ha supervisado, y les ha dado una palmadita tanto de ánimo, como de impulso, Neil Gaiman se ha implicado en este Universo Sandman, y esperamos que haya resultado un buen guía para el futuro.