‘X-O Manowar’, la serie que inició la publicación de Valiant en España llega a su cuarto tomo, el primero editado por Aleta, y para ponernos al día hay que tener frescos los anteriores.
La historia de un visigodo con el arma más poderosa de la galaxia perdido en nuestro mundo. Y por si no había suficiente una especie alien conquistadora, secretos y conspiraciones y un ninja gustoso del color violeta. ¿Qué más puede pedir un aficionado a los cómics de acción?
He repetido hasta la saciedad en todos los artículos de Valiant su historia, la editorial fue absorbida por Acclaim que uso los personajes para videojuegos y abandonó los cómics hasta que fueron un recuerdo. En España se publicó parte del material por parte de Norma, en la época del boom de los noventa, y sin conseguir hueco acabaron perdidos en el recuerdo de pocos lectores.
No voy a señalar mucho más de todo esto, no es el objetivo del texto, pero por dar un par de pinceladas: X-O Manowar fue una de las series más longevas tanto en USA como en nuestro país, a nivel artístico disfruto de nombres como Barry Windsor Smith, Joe Quesada, Bart Sears o Andy Smith, y coprotagonizó con Iron Man un videojuego (de la Sega Saturn, vaya puntería oigan). Pero como muchos cómics de la época simplemente expiró y se quedó aparcado en un armario. Hasta el renacimiento de Valiant hace unos años. Y Aric volvía a enfundarse su armadura.
Aric de Dacia, el sobrino de Alarico, caudillo visigodo enemigo de Roma, es abducido por una raza alienígena. En su lucha por huir adquiere una armadura legendaria que los alien adoran como a un dios. Esa es la base que inició esta historia hace ya 13 años, cuando Jim Shooter y Bob Layton decidieron crear una nueva serie de cómics para la editorial Valiant. Salieron de Marvel cómics con suficiente trabajo tras de sí, en el caso de Shooter como editor y guionista, Layton como entintador y dibujante, para poner en marcha un universo completo de superhéroes. No es casualidad el título de este escrito, Bob Layton definía así a su creación, era Conan vestido con la armadura de Iron Man.
Con esta premisa el cómic la verdad es que tenía más agujeros que un queso de gruyere, ¿un visigodo germano adoraba a Lugh, un dios celta? Estos errores y vacíos se iban rellenando con el paso del tiempo y el cómic ganaba empaque. Destacar que Windsor Smith en los primeros números no necesito nada de eso para dar una lección de cómo narrar acción. En la actual serie estos pequeños huecos se llenan desde el primer momento. Robert Venditti no deja que nada se escape y desarrolla más la personalidad de Aric antes de enviarlo al espacio, hoy día no pedimos acción de la página uno a la 9 y de la 10 a la 19, aunque a veces también es genial si se hace bien.
Venditti escribe esta nueva versión del visigodo, poco extendido en el cómic de superhéroes, el norteamericano venía de vender al cine ‘The Surrogates’ que acabó protagonizando Bruce Willis. Admirador de Kurt Busiek demuestra que para contar una historia lo principal es: contar una historia. Su Manowar es una historia con un desarrollo lineal en la que el personaje crece y descubre los misterios que encuentra: qué es la armadura, cuál es su importancia, quiénes son los aliens y lo qué quieren. No necesita más para hilar una historia solida llena de acción y sorpresas. Una narración simple pero llena de detalles y con personajes muy definidos psicológicamente. Es uno de los puntos más fuertes de la serie, la seriedad del planteamiento que Venditti imprime y su ritmo creciente para llegar a los clímax.
Una narración in crescendo en cada saga, casi parecen preparadas para ser plasmadas en una película de gran presupuesto. Aric es un ser con un sentido del honor desplazado, extraño y tan alienígena para nosotros como lo pueden ser los invasores. Es un guerrero que mata sin ningún tipo de problema, es un ser de otros tiempos que no comparte el código moral actual, por eso es ideal para ser el defensor de la humanidad presente.
Aric está tan decidido a vencer que ningún habitante del siglo XXI podría equipararse a su voluntad y deseo, no tiene ataduras y sólo le queda su guerra. Venditti nos muestra un ser anacrónico en guerra con aliens, pero también con nosotros, el presente es tan extraño para él como lo eran las naves. Es el futuro de esta serie donde de verdad puede estar un gran desarrollo si el americano le sigue el pulso al personaje y no se desvía por derroteros excesivamente heroicos. Aric no es un héroe, y por eso funciona la serie.
El dibujante principal ha sido Cary Nord, pero ha tenido apoyos de otros autores como Trevor Hairsine que han seguido su pauta con más o menos suerte. Pero es Nord el que se lleva la palma en esta serie. Por mi parte lo conocí como novato en Daredevil hace muchos años, uno que es muy viejo, y me resulto una sorpresa. Años más tarde en su Conan La leyenda me dejo con la boca abierta, ha llegado a un nivel de arte sobresaliente, y por este trabajo se llevó un merecidísimo premio Eisner. Aric necesitaba un dibujante de superhéroes, sí, pero también de bárbaros y espadas, y Cary Nord fue la respuesta ideal.
Cary Nord se mueve como pez en el agua pasando del fin de la Edad Antigua y comienzo de la Medieval al espacio profundo. Sencillo de decir pero difícil de conseguir que el mismo trazo encaje tan bien en ambientes tan dispares, pero lo consigue. Su arte es pura potencia, narrada a toda velocidad, las batallas o las peleas cuerpo a cuerpo son directas y crudas, rápidas y contundentes. Y no sólo del combate vive Nord, incluso en los reposos sus viñetas no pierden acción, páginas con planteamientos clásicos y de comunicación directa, los diálogos no se pierden en el dibujo y la acción no desdibuja los textos. Un gran acierto para cualquier cómic, pero es X-O Manowar quien ha disfrutado a este autor.
El primer tomo de la serie: ‘Por la espada’ en España recopila la historia de Aric en su Europa natal, luchando con los romanos, mostrándonos un joven aguerrido, honorable pero violento y ávido de sangre romana. Su abducción y su esclavitud no aminoran ese fuego que le lleva a fugarse con el elemento de culto de los Aliens, la armadura Manowar. Pero su regreso a casa es agridulce, han pasado 1500 y pico años tras su salida, el mundo es diferente.
‘Llega Ninjak’ es el título de la segunda saga, y no puede ser más claro con lo que acontece. Llega otro de los personajes recuperados de la antigua Valiant, y debilidad personal en mi caso, un cruce entre James Bond y las películas de serie B de ninjas de los 80. Acción y nuevos descubrimientos para el bárbaro, y una pelea entre héroes que siempre es canon en los cómics. Además descubrimos que la Vid (la raza alien antagonista) tiene un problema interno, la casta sacerdotal lucha con los poderes militares.
El último tomo Panini, ‘Planeta Muerte’ es el más flojo, quizás porque el desarrollo de algo tan importante como el contraataque de Aric contra la Vid se resuelve de un plumazo. La confrontación religión-ejército no se exprime casi y los alienígenas pierden solidez y se pierden en explicaciones ligeras e insatisfactorias. Poco esfuerzo denota algo que debería haber sido un punto álgido de la serie. Que los dos primeros libros se vean empañados por este último puede traer malos recuerdos de series que se apagan rápidamente. Pero es pronto aún para lanzar gritos al cielo, el cuarto tomo ya está aquí, y nos descubrirá el futuro de nuestro bárbaro desplazado en el tiempo.
En España Valiant ha cambiado de manos, y tras tres tomos en Panini entramos en la época de Aleta, pero X O sigue siendo una de las mejores opciones para comenzar una buena serie de superhéroes. Sobre todo si buscas un guion sólido y un arte increíble. Espadas de energía, naves espaciales, aliens y batallas a mandoblazos, eso y mucho más es lo que tiene la historia de Aric de Dacia, el visigodo que acabó en el siglo XX