‘X Volumen 2: Los perros de la guerra’. Nueva entrega del justiciero de un solo ojo y traje de luchador mexicano. Aleta continúa con la historia de ‘X’ y su guerra contra la corrupción.
‘X’ ha acabado con una figura publica, con un criminal que se alimentaba del cuerpo de Arcadia. Ahora está al descubierto y tiene una inocente viviendo con él, y no sabe muy bien que hacer con ella. La policía le busca y el caza a sus miembros corruptos. El juego del gato y el ratón ha comenzado, pero aún no está definido quien es gato, quien ratón, o perro.
Cuando Dark Horse inició su línea de superhéroes allá por los 90, necesitaba un tipo duro, un vigilante que fuera diferente. ‘X‘ respondía a ese planteamiento, un enmascarado de pasado desconocido que no dudaba en usar la violencia de forma gratuita para limpiar su ciudad de la corrupción y el crimen. Con un disfraz de luchador de wrestling mexicano, idea de Chris Warner su creador, y todas las armas que pudiera encontrar, robar o quedaran al alcance, marcaba su ley en Arcadia. Sólo había una regla indiscutible, si te marcaba una vez estabas advertido, si lo hacía dos eras hombre muerto. Steven Grant guion izaba aquellas historias, y aunque no pudo evitar la influencia del Universo Dark Horse, planteo algunas buenas historias de vigilantes superheroicos, había extraños villanos, algo de magia o metafísica, superpoderes y tecnología futurista, todo eso en medio de una trama callejera a golpe de automática del 45.
Duane Swierczynski replantea la historia para adaptarla a los nuevos tiempos, transforma la ciudad en un marco surrealista donde las personas tienen un aspecto que deja ver su interior, esos policías a modo de buitres, de perros, con nombres a juego con los mismos. Arcadia no esconde que es cada uno, al revés, acabas siendo en el exterior tan horrible como lo eres en el interior. Un marco ideal para un enmascarado que no esconde su gusto por la violencia y las armas de fuego.
Pero si en el primer tomo veíamos un planteamiento simple, en este segundo podemos ver como las reglas evolucionan con las circunstancias. La joven periodista que anda por ahí con X es una debilidad para él, pero también resulta ser una pequeña brújula moral que puede influir en el encarnizado vigilante y su lucha. ‘X’ demuestra una moral deformada y un código ético estricto, que demuestra cuando no ataca a ningún policía ‘limpio’, y acaba sin miramientos con cualquier agente corrupto. Y la policía de Arcadia está llena de estos últimos. Pero para cazar a alguien que cree en la justicia no usas un delincuente, usas a otros que creen en la justicia. Así los que menos encajan en el departamento, los “pringados” acaban tratando de cazar al justiciero.
Eric Nguyen mantiene su dibujo lleno de trazos y líneas sucias y oscuras, de imágenes deformadas y exageradas reacciones. De brutalidad y suciedad. Acción y oscuridad se aúnan en Arcadia, X es el que reparte la violencia y se esconde en las sombras, y Nguyen sabe hacer que se entienda. Limitado en algunos aspectos, cierto estatismo en los diálogos, no ahorra en las escenas sangrientas, sin llegar a ser exagerado. Y Si algo ha cuidado Aleta en sus publicaciones ha sido el tema de los extras, siempre que es posible incluye bocetos, diseños y comentarios de los autores para completar sus obras. Es este caso es muy interesante ya que descubren que se ha suavizado la imagen surrealista, que Nguyen aun lo había radicalizado más, ya no dando aires animales a algunos secundarios como ocurre con los ‘Perros’, sino que eran animales antropomorfizados (esos dos policías buitres me recuerdan mucho a aquellos que aparecían en antiguas animaciones de Disney, cuando tenían un poco de mala leche). Se agradecen estos detalles cuando son añadidos en su justa medida y aumentan la calidad d ela obra sin encarecer en exceso el coste.
‘X’ no es la obra más original del actual panorama comiquero, es un ‘reboot’ en realidad, pero cuando algo es divertido y brutal, es divertido y brutal. Se disfruta y se agradece un cómic de acción que juega con elementos nuevos a nivel de imágenes representativas, y que evoluciona con cada arco. Esperemos que el tuerto justiciero continúe su labor durante mucho tiempo.