Esta semana se estrena una nueva versión cinematográfica de las aventuras de una de las más famosas series del cómic patrio, ‘Zipi y Zape’. Por este motivo, vamos a repasar las andanzas de estos dos pequeños granujas en el cómic y las de su creador, José Escobar. Comencemos por desgranar las aventuras de estos revoltosos gemelos.
Fueron creados en 1947 y aparecieron en el número 58 de la revista Pulgarcito, aunque Escobar ya había publicado historietas similares uno o dos años antes. Este par de gemelos se distinguen por ser uno moreno (Zape) y otro rubio (Zipi), ser muy futboleros y sus historias se caracterizan por las diabluras y travesuras que hacen en cualquier momento. De hecho, el origen de sus nombres viene de la palabra zipizape, que significa alboroto. A pesar de ser inquietos y revoltosos, son niños con buen corazón y siempre andan detrás de hacer «una buena obra». Aun con todo, sus historias siempre terminan con alguien persiguiéndoles o con su padre encerrándolos en el cuarto de los ratones. Los castigos que recibían solían ser mucho más duros en sus primeras historias hasta que un decreto sobre ordenación de la prensa infantil y juvenil en 1955 obligó a su autor a suavizar la crudeza de la serie. Algo impensable en los tiempos que vivimos…
La familia al completo está formada por el padre, don Pantuflo Zapatilla, la madre, Jaimita Llobregat, los tíos maternos, don Máximo Empollinez y Miguela Llobregat, el primo, Sapientín Empollinez, y los abuelos paternos, los Abuelos Zapatilla. El reparto de la serie se completa con un montón de personajes secundarios como los profesores don Minervo y doña Hipotenusa, los compañeros de clase Peloto Chivátez, Sabihóndez, Lechuzo López, Pituso y Lelo, los amigos pesados de los padres, Los Plómez, el policía del barrio, don Ángel, el médico de la familia, doctor Pildorín, su perro Pachín e incluso enemigos como El Manitas de Uranio.
Al alcanzar la fama, la colección comenzó a ser publicada en otras revistas como Super Pulgarcito, Ven y Ven, Gran Pulgarcito y Mortadelo. En 1971 comenzaron a publicar su propia revista, Zipi y Zape, de publicación semanal, y Super Zipi y Zape, de periodicidad mensual. También sus aventuras fueron recopiladas en tomos de Super humor y Magos del humor. En 1976 su revista alcanzó una tirada semanal de casi 125.000 ejemplares. Dos años más tarde, apareció una nueva colección, Zipi y Zape Especial. Escobar llegó a producir 17 historias de mayor extensión, alcanzando las 44 páginas del clásico álbum franco-belga con títulos como Caballeros Andantes, Contamos con vosotros, Guerra al hampa, Futbolerías o El Secuestro.
En los años 80, Escobar se vio obligado a dejar sus personajes debido al declive económico de la editorial Bruguera. Al adquirir Ediciones B los fondos y archivos de la antigua editorial, Escobar volvió a recuperar sus viejos y queridos personajes. Trabajó con ellos hasta su muerte en 1994. En el año 2000, los herederos de Escobar dieron el visto bueno para que Juan Carlos Ramis y Joaquín Cera continuasen la saga. Intentaron darle a la serie un toque más moderno, adaptando su vocabulario a la época actual y siendo menos «caballerescos» como en la etapa de Escobar pero no tuvieron mucho éxito. Solo crearon cinco historietas largas: El laboratorio secreto, Robinsones Zapatilla, Locos por la música, ¡Houston, tenemos dos problemas! y Olimpiadas escolares.
José Escobar nació un 22 de octubre de 1908 en Barcelona y falleció un 31 de marzo de 1994 en la misma ciudad de siempre, su querida Barcelona. Fue un trabajador nato desde temprana edad, siempre inquieto y metido en mil y un proyectos. Con once años dejó los estudios y se puso a trabajar en la Delegación de la Tabacalera en Granollers para ayudar en las sumas y el reparto. Allí descubrió el tabaco, vicio que nunca dejaría. Después fue dependiente en una farmacia y con 14 años era repartidor de telégrafos. A los 17 aprobó unas oposiciones a Correos, llegando a ser interventor en la estafeta de Granollers en 1926. Es entonces cuando empieza a colaborar en pequeñas revistas catalanas con dibujos e historietas.
En los años 30 colabora en revistas más conocidas por el gran público como Papitu, Pocholo o TBO. También realizó una película de dibujos animados en 1933 (La rateta que escombrava léscaleta). En 1938 ingresó en Hispano Grafic Films como animador. Al terminar la Guerra Civil fue destituido de su puesto en Correos y condenado a seis años y un mes de prisión por motivos políticos. No hay que olvidar que unos años atrás había ingresado en el Sindicat de Dibuixants Professionals, cosa que a los acaudillados vencedores no se les pasó por alto. Escobar contó que en la cárcel ganaba dinero haciendo caricaturas a los demás presos y que no firmaba con su nombre sino con el pseudónimo Rebec, travieso en catalán. Salió de la cárcel un año y medio después en régimen de libertad controlada.
Tras dos años formando parte del grupo de animadores de la anteriormente citada Hispano Grafics Films, abandonó la empresa por discrepancias con su director. Después, en 1942, produjo un par de cortometrajes, pero la aparición del NO-DO arruinó la producción de cortometrajes. Comenzó entonces su carrera como juguetero, que no abandonaría, acompañándola con los dibujos hasta 1952.
En 1947 reapareció la revista Pulgarcito y Escobar fue uno de los primeros dibujantes contratados. Entonces creó sus dos series más famosas: Carpanta y Zipi y Zape. En 1948 crea y dibuja para la revista El Campeón a los gánsteres Tres Pelos y Kid Pantera e interviene como guionista y director de animación del largometraje «Erase una vez…«. Durante los años 50 crea otras series de historietas como Doña Tula, suegra (censurada por el régimen por mostrar las relaciones matrimoniales) y Petra, criada para todo. También se hace muy famoso entre el público infantil su invento, el Cine Skob, patentado en 1942, con el que proyecta en papel a sus personajes. Creó unos cursos por correspondencia para aprender a dibujar y también creó obras de teatro como «Assaig general», que lleva más de mil representaciones y aún sigue reponiéndose. En 1957, junto a otros compañeros de Bruguera, editorial donde trabajaba, participa en la creación de una editorial independiente que publicará la revista Tio vivo, donde crea las series Blasa, portera de su casa, El Profesor Tenebro o El Mago Assieres.
Tras el fracaso y la absorción de Tio vivo por Bruguera, Escobar vuelve a trabajar para la editorial catalana, donde continúa creando nuevos personajes como Filomeno y su taxi Genovevo o Don Óptimo y Don Pésimo, aunque dedica su mayor tiempo a sus colecciones más populares, Zipi y Zape y Carpanta. Siguió creando más obras de teatro, algunas de ellas incluso premiadas y aplaudidas por la crítica, y a finales de los años 70 recuperó su puesto en Correos.
En los años 80, el declive económico de Bruguera hace que pruebe fortuna en una nueva revista llamada Guay!, publicada por Ediciones Grijalbo, para los que crea y dibuja a los hermanos Terre y Moto, basados en los gemelos más famosos del cómic español. Al adquirir Ediciones B el fondo de armario de Bruguera, Escobar vuelve a coger a sus antiguos personajes y continúa trabajando, a pesar de su avanzada edad, hasta su fallecimiento a los 85 años en 1994.
Como habréis podido comprobar, Escobar era uno de esos genios que aparecen cada mucho tiempo, un todoterreno que se atrevió con un montón de cosas con mucha ilusión y mucho, mucho trabajo. Gracias a él y a otros dibujantes de su época y de las posteriores (Conti, Cifré, Peñarroya, Vazquez o Ibañez) decenas de miles de niños y jóvenes disfrutaron de una infancia un poco más feliz ante los difíciles momentos vividos entonces. Desde aquí nuestro más sincero y sentido homenaje a este gran genio catalán, José Escobar.