Planeta cómic continúa ofreciendo novedades dentro de la línea Aftershock, comenzando la publicación de Pestilence, donde tendremos mezclados a los muertos vivientes con el ambiente medieval.
Mezclar conceptos y dar una visión diferente sobre hechos históricos documentados, puede dar como resultado un conjunto sorprendente y apasionante, que sirve perfectamente como hilo conductor de Pestilence, una narración que aúna a los zombies junto a caballeros herederos del espíritu de las cruzadas, en la época en la que Europa y Asia, principalmente, sufrieron una de las epidemias más devastadoras que ha conocido la humanidad, la Peste Negra.
La Peste Bubónica fue una enfermedad transmitida por las pulgas que portaban los roedores y acabó con un tercio de la población europea en el periodo comprendido entre los años 1347 y 1351 del Siglo XIV. La cuenta definitiva de fallecimientos se estima que fue de entre 45 y 60 millones de personas a nivel mundial. Una pandemia que afectó considerablemente a la producción agrícola y provocó la despoblación de extensas zonas.
Frank Tieri ha ido recogiendo ciertos datos históricos y les ha dado un tinte de mayor terror al transformar la Peste en una especie de Holocausto Zombie, que amenaza con acabar con la sociedad que se conocía hasta ese momento. A pesar de ciertas inconsistencias en pequeños detalles, en los que ha primado la libertad creativa frente al rigor de la Historia, como situar aun a cruzados en Tierra Santa cuando se vieron obligados a abandonar sus últimas posiciones allí cincuenta años antes, la trama de Pestilence consigue enganchar. Hoy en día pocas cosas que incluyan muertos vivientes pasan desapercibidas.
La historia de Pestilence se centra en la figura del “Fiat Lux”, una compañía de agentes al servicio de la Iglesia Católica, que tiene como líder a Roderick Helms, un aguerrido soldado con un pasado repleto de cadáveres, caídos ante el filo de su espada. “Fiat Lux” es la expresión latina que aparece en el libro del Génesis del Antiguo Testamento y cuta traducción es “Hágase la Luz”. Helms se encuentra acompañado de compañeros que responden a diferentes perfiles, no todo iba a ser fuerza bruta a la hora de enfrentarse a muertos que no quieren permanecer en paz y que demuestran bastante más inteligencia de la que se podía esperar.
La aventura llevará a nuestros héroes a recorrer gran parte de la Europa de la época, muy bien reflejada por los lápices del ucraniano Oleg Okunev, que llega a hacer reconocibles ciertos lugares, desde Roma a Londres. Su trazo recuerda ligeramente a Sean Murphy (Crononautas, American Vampire) y a pesar de la ambientación no se recrea en ser escatológico más allá de lo necesario, dando como resultado un comic que se aleja del terror para adentrarse en una odisea sobrenatural. Las portadas oscuras y de corte realista, de Tim Bradstreet, terminan de completar una obra redonda, que aunque deja alguna puerta abierta para su futura continuación, cuenta con un final definido y muy disfrutable.
