Booksmart de Olivia Wilde, se convirtió en una de las películas del año. Una historia que sigue a dos adolescentes a punto de finalizar el bachillerato, pero que no se parece a ningún otro filme que ya hayamos visto.
Booksmart, el debut como directora de Olivia Wilde, se convirtió rápidamente en una de las sensaciones de este año. Tal es así, que el filme no paró de recibir elogios por parte de la crítica estadounidense y hasta se convirtió en lo más comentado del Festival SXSW, cuna del indie americano.
La película sigue la historia de Amy (Kaitlyn Dever) y Molly (Beanie Feldstein), dos grandes estudiantes que están orgullosas de haber ingresado a importantes universidades y de haberse esforzado al máximo. Pero en el último día de clases, descubren una realidad que les hará ver la vida de otra manera.
Debido a su gran arrogancia, Amy y Molly no se habían dado cuenta de que sus compañeros no eran perdedores como ellas creían. Es más, muchos iban a ingresar a Harvard, Yalle y hasta uno en particular consiguió entrar a Google debido a su gran talento.
Esta realidad hace que Molly pierda la cabeza, debido a que no logra entender cómo esos perdedores consiguieron ingresar a las mejores universidades del país sin «esforzarse lo suficiente». Esto provoca que obligue a Amy, su mejor amiga, a irse de fiesta en el último día de clases y así dejar de ser «ese tipo de persona que se pierde una fiesta por quedarse estudiando en casa».
Derribando estereotipos
Tras esta gran revelación y con un plan en camino, Booksmart comienza a adentrarse en una trama más que interesante. Pronto, Amy y Molly descubren que tanto el adinerado, el comediante y hasta la «chica fácil», son personas mucho más complejas de lo que ellas creían. Este momento les da la oportunidad para reflexionar, y descubrir que han sido prejuiciosas e hirientes.
Esto conlleva a que ambas comiencen a ser empáticas con estos «bichos raros». Los estereotipos comienzan a dejarse de lado, y Booksmart se convierte en una referencia a The Breakfast Club (1985), un filme icónico donde cada personaje lleva consigo una «etiqueta» que lo representa, pero a medida que transcurre la película descubrimos que son mucho más que una niña bonita o el malo de la clase.
Otro detalle importante de Booksmart, es el papel importante que cobra el feminismo a lo largo del filme de Olivia Wilde. En una de las escenas vemos como Molly, quien se autodenomina feminista, ha sido muy cruel y despectiva con «Triple A» (Molly Gordon). Ya que en vez de llamar a su compañera por su verdadero nombre, se refería a ella con los apodos maliciosos que los chicos le pusieron por divertirse y pasar un rato con ellos.
«Sabía que los chicos serían unos cretinos, que me juzgarían. Pero lo que me dolió fue que las chicas también me apartaran y me llamaran de esa forma», le explica Annabelle, a quien han apodado «Triple A».
Booksmart, un filme atrapante
Olivia Wilde creó un filme sobre una temática muy recurrente, pero logró diferenciarlo de todo lo que ya vimos. Booksmart es una genuina exploración que muestra la realidad de los adolescentes: lo que piensan, su interés por el despertar sexual, sus miedos y el poder de las mujeres.
Definitivamente, sus diálogos son lo mejor del filme. Esto no permite conocer mejor a las adolescentes, darle la voz que necesitan para regalarnos una comedia simpática y divertida.