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Tras la batalla del Reinado del Diablo el Caballero Luna está encerrado en la prisión para supercriminales Myrmidon. Los criminales deberían preocuparse
Jed McKay hace una pausa en su saga para contar una historia del Dr. Luna con un viejo conocido de Spector mientras Marc va a prisión. Pero al Caballero Luna no lo detienen los muros sino quiere. Peleas de celda, broncas en las duchas, al más puro estilo carcelario nuestro héroe se encuentra a gusto. Segunda entrega de la serie del personaje que vive a las sombras de la Luna. Con un tono lejano al resto de héroes es con Daredevil la línea más adulta de Marvel.
La actual colección del Caballero Luna sufrió el choque con el evento de los héroes callejeros Marvel ‘El Reinado del Diablo’. Muchos de los implicados acabaron en la cárcel, entre ellos Marc Spector, pero hay algo más dentro de esa captura. Mientras, un fantasma del pasado vuelve a aparecer en el barrio. Y sin el Caballero, la mano izquierda de Khonsu tendrá que hacer el trabajo.
La nueva etapa de Jed McKay se ve cortada en progresión por otro de los omnipresentes crossover que la Casa de las Ideas gusta de plantear cada cierto tiempo (cada vez son más comunes y menos interesantes para el que suscribe). El resultado es una historia carcelaria para que el mundo criminal sepa que Marc Spector es un poderoso enemigo, porque jamás cejará. El caballero recupera esa amenaza real para las organizaciones de los bajos fondos.
En su ausencia el Doctor Luna, el otro avatar del dios lunar toma su lugar en el regreso de un villano de la época más clásica: Vidriera Escarlata. Originaria de la primera serie del Caballero, con Doug Moench y Bill Sienkiewicz, ha cambiado mucho y ahora es mucho más peligrosa. McKay no regresa por casualidad al personaje. Lo utiliza para dejar planteado que en su nueva encarnación el Caballero tiene de nuevo medio pie en lo extraño y sobrenatural. Porque tras la cárcel le toca pelear con una casa encantada.
El guionista sigue tejiendo una historia sólida, este arco se vuelve un poco episódico, muchas tramas menores que van sumando a la principal pero que son las principales en cada número. Pero eso no lo hace peor o menos divertido. McKay sabe que hay que entretener antes que nada, es un comic de supers hay que contar aventura además de los subtextos que quieras añadir (incluso puede no añadirlos) y siempre hay acción.
Para esta historia tenemos todavía a Alessandro Cappuccio pero para el one-shot del Reinado del Diablo Federico Sabatini coge las riendas. Es testimonial pero deja el número menos atractivo el tomo. Capuccio es mucho más dinámico y potente. Maneja mejor los negros y su linea es más potente y agresiva. Su visión del caballero y del doctor Luna son tan amenazadoras como atractivas sus versiones sin traje.
Continúa la nueva serie del héroe más trastornado del universo Marvel, y lo hace cumpliendo con lo que prometía, acción, fenómenos sobrenaturales y un nuevo acercamiento al Puño de Khonshu.