El final de la última gran crisis se acerca, en ‘Convergencia #2’, mundos cambiaran, mundos renacerán y para algunos, no volverá a ser lo mismo.
Skartaris, Warlord, Deimos, nuevos elementos para que el guionista Jeff King cierre la macroevento de DC Cómics que acabará con todas las macroeventos. No más crisis, no más reboots, el universo quedará tal y como esta saga lo cierre. ¿Qué cambiará, que permanecerá?
‘Convergencia’ ha resultado más concisa y centrada que otros eventos y eso hace que su fuerte no sea la serie que la narra, sino los «Tie Ins» que rodena la saga principal. Disfrutar de los enfrentamientos entre épocas distintas de DC Cómics resulta interesante, y para muchos que echaban de menos antiguas encarnaciones de sus superhéroes favoritos, una autentica gozada. Pero la serie principal es necesaria para un lector específico, el de‘ Tierra 2‘. Aquellos que siguieran las aventuras de esa otra Tierra creada por James Robinson necesitará de estos dos tomos para cerrar su historia, para bien o para mal la colección dejó inconcluso el futuro de los héroes y de la población terrestre, es en ‘Convergencia’ donde lo conoceremos.
El guionista Jeff King, ayudado de nuevo por Scott Lobdell, firma el final de la gran confluencia entre universos y crisis temporales de la misma forma que la empezó, con sencillez. La lucha entre los héroes de Tierra 2 y Telos los conducía hasta el reino perdido de Skartaris, donde Deimos, el enemigo de Warlord, dominaba el castillo que contenía el aparato para invocar al amo del extraño avatar del planeta. El villano era capaz de sembrar la duda en Telos y combatía a los héroes, que desesperados recurren a lo que en el planeta hay en abundancia, otros héroes. Así las versiones temporales y de otras dimensiones se unen en la batalla final por la existencia.
King no ha buscado ningún desarrollo complicado ni tramas secundarias abundantes, la principal con Telos y los héroes de’ Tierra 2′ sobra para contar el principio y el final de la ‘Convergencia’. Sí que al recurrir a los héroes de otros mundos aparecen detalles de los Tie Ins, pero tan menores que no hace falta leerlos para continuar la historia. El final de la nueva crisis traerá cambios al actual universo DC, cosa que comprobaremos en cada una de sus series. Destaca el nuevo papel que Brainiac recibe, tras su aparición en el universo de los Nuevos 52 en Superman. Pero dentro de los puntos más importantes en ‘Convergencia’ encontramos la reafirmación de grandes iconos y sus estereotipos en la editorial, siempre existirá un Batman, aunque no sea Bruce Wayne, Dick Grayson siempre tendrá relación con el murciélago, Superman es un ser de otro mundo, pero es la fuerza benévola que siempre mantiene la esperanza y nunca se rinde, el último en perder la fe y el más firme defensor de la Tierra. Y en menor medida que los héroes son personas, y que los grandes poderes sin un propósito son un peligro constante.
El dibujo como ocurrió en la primera parte publicada, recae en multitud de artistas: Aaron Lopresti, Andy Kubert, Carlo Palugayan, Eduardo Pansica, y Stephen Segovia, que mantienen la línea básica, superhéroes brillantes, acción espectacular y por encima de todo, una narración clara. Destaca la presencia de Andy Kubert, que no suele prodigarse en este tipo de colecciones, pero que da el pistoletazo de salida al tomo, dejando el listón alto para el resto. Prima el dar grandes imágenes y alguna vez las “posturitas” antes que la búsqueda de brillantez, pero en una crisis lo importante es que entre por los ojos y se entienda de un vistazo, los experimentos para mostrar algo más allá de la trama son para otras ocasiones. Aun así, se disfruta el espectáculo como cualquier buen blockbuster veraniego.
‘Convergencia’ ha sido el último gran megaevento regenerador de DC Cómics, al menos así lo afirman, y por ello se ha convertido en algo muy amplio. Lo mejor es que no es necesario leerlo todo, cada lector puede elegir aquellas partes que le interesen, ya sea por rememorar viejas épocas, o pro la curiosidad de los enfrentamientos. Un megaevento que resulta ameno, claro, que no deja nada sin contar, pero si algún cabo suelto para que podamos ver de nuevo a algún personaje, Telos por ejemplo.