Si metemos en una coctelera ‘Independence Day’ + ‘Air Force One’ + ‘Objetivo: La Casa Blanca’ obtenemos ‘Asalto al poder’
Así es, ‘Asalto al poder’ (13 de septiembre en cines) es un mejunje de las mencionadas, edulcorada con dosis de humor infantil y mezclada con problemas típicos americanos (el protagonista, divorciado que no atiende a su hija). Todo ello, y para su presentación, adornado con espectaculares escenas de acción perfectamente rodadas y destrucción de iconos americanos para reforzar el patriotismo del espectador (no ha funcionado en EE.UU., no va a funcionar aquí).
De esta forma, sólo Roland Emmerich podía orquestar semejante historia, que intenta emular a “Independence Day” pero que se queda sólo en intento y mención (uno de los mejores chistes de la cinta le hace referencia). Pero si al menos la historia fuera original tendría un pase, el problema es que hace 4 meses ya vimos el mismo argumento con Gerard Butler de protagonista y Antoine Fuqua de director en la esperpéntica “Objetivo: La Casa Blanca”. Así pues, tenemos dos películas que giran alrededor del mismo argumento: La Casa Blanca es atacada, las defensas fallan y el Presidente de los EE.UU. y toda la nación están en peligro, pero sólo un hombre (en el que nadie confía) podrá derrotar a todos los malos y salvar al Presidente, al país y al Planeta (no destacan por su modestia los americanos precisamente).
La historia está llena de tópicos, desde el héroe invencible, a la relación padre e hija inexistente, a que el héroe esté en el lugar oportuno en el momento preciso o que los enemigos brillen por su estupidez. Y el peor de todos, el villano que revela su plan antes de terminarlo… Un clásico. Todo esto dirigido por un hombre que ha hecho de las explosiones y efectos especiales su tarjeta de visita (Michael Bay y él se deben picar para ver quien gasta más millones en efectos especiales innecesarios).
A pesar de todos sus defectos, la cinta resulta entretenida mientras no sea tomada en serio, regalando unos espectaculares efectos especiales y escenas de acción muy bien rodadas, pero que no consigue empatizar con el espectador, debido a unos personajes que no evolucionan y que sus motivaciones son absurdas, a parte de repletos de estereotipos (empezando por ese presidente negro encarnado por Jamie Foxx que no duda en calzarse una “Air Jordan” cuando va a empezar la acción).
En cuanto a los personajes, nos encontramos ante un Channing Tatum que pretende ser Bruce Willis, pero el papel le viene grande para su nivel de interpretación y le falta carisma. Un Foxx que nos ofrece uno de sus peores trabajos, y una niña que es una mezcla de Lisa Simpson y Hermione Granger. Sólo Maggie Gyllenhaal, Richard Jenkins y James Woods destacan en el plano interpretativo de manera favorable, en especial el último, soberbio en sus escenas, dándole algo de consistencia a la trama.
También hay que destacar, de manera negativa, la duración excesiva y descompensada, que torpedea lo que podría haber sido un buen producto de acción ligero de digerir y olvidar rápidamente, para convertirlo en un intento de aflorar los sentimientos patrióticos del espectador a base de destruir sus figuras emblemáticas y de intentar lanzar como nuevo héroe de acción al inexpresivo Tatum.
En definitiva, nos encontramos ante un producto entretenido pero vacío de sentido, demasiado parecida a la película de Fuqua, teniendo escenas demasiado similares y personajes parecidos en exceso. Nos es de adivinos declarar que en unos años serán difícilmente distinguibles ambas para el público.
Debes ir al cine a verla si: Te entusiasman las escenas de acción espectaculares y te gustó “Objetivo: La Casa Blanca”.
Quédate en casa y pasa de verla si: Reniegas de productos con presupuestos caros pero con diálogos absurdos, repletos de tópicos y desenlace previsible… Y te niegas a ver todo esto durante más de dos horas.
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