Crítica de El consejero.
Ridley Scott, ganador de un Oscar por ‘Black Hawk Derribado’ y creador de dos grandes clásicos del cine de ciencia ficción como ‘Alien‘ o ‘Blade Runner’, ha estrenado este fin de semana ‘El Consejero’, película que cuenta con el guión de Cormac McCarthy, escritor de la novela llevada al cine ‘No es país para viejos’ o ‘The Road’. Para el film Scott se ha rodeado de un gran elenco de estrellas como Michael Fassbender, Penélope Cruz, Cameron Diaz, Brad Pitt y Javier Bardem.
El consejero transcurre en Ciudad Juarez donde un abogado que lo tiene todo se mezcla en turbios negocios ajenos a su estilo de vida plagada de lujos y de caprichos. Todo parece ir perfecto hasta que algo se tuerce, encontrándose cara a cara con el mundo real de los negocios de la droga, donde la vida no vale mucho, y donde todo escapa a su control.
Ridley Scott demuestra su maestría.
En El consejero se unen todos los ingredientes para tener una película memorable, uno de los mejores directores de la historia del cine, los mejores actores, un guionista que ha conseguido que todas sus novelas se las rifen por adaptarlas al cine, y los mejores medios audiovisuales y de fotografía. Todo hace indicar que solo puede salir de aquí una obra maestra, pero nada más lejos de la realidad. Tras un inicio impactante con escenas muy subidas de tono entre Penélope Cruz y Michael Fassbender, y una historia muy interesante, comienzan a llegar los discursos filosóficos sobre la vida y la existencia de los gánster y asesinos de la droga. Si solo se tratara de algún personaje filosofo habría sido una pincelada elegante y profunda, pero hasta el más cruel y despiadado asesino de Ciudad Juarez tiene un discurso grandilocuente que ofrecer, lo cual además de parecer absurdo y fuera de lugar, aburre.
Si pretendían crear una obra maestra que nos hiciera meditar, también nos han quitado esa posibilidad porque los asesinos ya están meditando por nosotros. El único actor que no aburre es Javier Bardem, que aunque también da discursos, estos son más entretenidos y divertidos. Quizás esta era una película para otro director, como Tarantino, el cual hubiera sacado más provecho a estos ingredientes. Aparte de la filosofía existencial hay buenas escenas de acción, giros crueles e inesperados, muy buenos actores, y algún toque de humor que hacen que el nivel llegue hasta un aprobado.