Se estrena en las carteleras españolas este viernes 28 de agosto, ‘Ricki’, la nueva película de Jonathan Demme (El Silencio de los Corderos).
El reparto de Ricki está encabezado por Meryl Streep (La Dama de Hierro), Kevin Kline (La Bella y la Bestia), Mamie Gummer (Cake), Sebastian Stan (Capitán América: Civil War), Ben Platt (Dando la Nota – Aún Más Alto), Charlotte Rae (Zohan: Licencia para Peinar), Rick Springfield (True Detective II), Doris McCarthy (Tallulah), Marlon Perrier (Going in Style) y los debutantes Christian Frazier y Hailey Gates.
Ricki (Meryl Streep) es una guitarrista con los sesenta años cumplidos hace tiempo, que decidió abandonar a su familia para alcanzar su sueño de convertirse en una estrella del Rock. Años después, su ex marido Pete (Kevin Kline) le pide que viaje hasta Chicago para visitar a Julie (Mamie Gummer), la hija de ambos, que necesita su apoyo para superar su traumático divorcio.
Así arranca Ricki, una película con varios puntos interesantes, como es el tener a Meryl Streep como a una rockera sesentera y contar con el director de Philadelphia a los mandos; así como a la guionista Diablo Cody, intentando demostrar que todo su potencial no quedó reflejado en el libreto de Juno. De un producto así y con estos ingredientes, queda implícito que nos encontraremos con una película diferente, rompedora y transgresora, una cinta que marcará época y lanzará a Meryl Streep a por su vigésima nominación y su cuarto Premio Oscar.
Lejos de cumplirse los pronósticos, Ricki sólo consigue carburar a medias, mostrándonos una cinta entretenida y a ratos divertida, pero que no se aleja del drama más convencional y de la transgresión más consensuada y limitada. Aún así, lo único que se cumple de las premisas es que Meryl Streep puede obtener su nominación número 20 a los Premios Oscar, otra cosa es que lo consiga.
Esto último es debido a que Meryl Streep está tan fantástica como siempre, eso no hay que dudarlo y se presupone. Sin embargo, la curtida actriz no puede llevar a cargas todo el peso de una película que cuenta con un guión demasiado convencional para lo que se espera de su responsable, que no se sale de la estructura típica salvo en contadas ocasiones, para conducir al espectador a un final demasiado feliz, simple y predecible.
Aún así, del guión y de la actuación de Meryl Streep se desprenden momentos verdaderamente interesantes, así como preguntas embarazosas para la sociedad actual. ¿Hasta qué punto hay que priorizar los deseos personales? ¿Por qué Mick Jagger es guay a pesar de apenas ver a sus hijos, pero Ricki es mala por perderse muchos partidos de fútbol?
De esta forma, la película nos plantea una historia de redención a medias, dado que Ricki querría haber estado más con sus hijos, pero sin abandonar su sueño de triunfar en la música. De esta forma, ni la protagonista logra encontrar el equilibrio en su vida, ni Diablo Cody en la trama, que se desliza a trompicones, simplemente girando en torno a la hipnótica rockera sesentera.
Respecto al resto del reparto, todos se mueven en su papel, sin destacar ni para bien ni para mal. Especialmente un desdibujado Sebastian Stan, en un rol totalmente diferente al que le veremos en Capitán América: Civil War encarnando de nuevo al Soldado de Invierno, sino más bien parece la versión más puritana del Bucky Burnes antes de partir a la guerra. También está Mamie Glummer, hija en la ficción y en la vida real de Meryl Streep, que de su progenitora sí ha heredado la nariz, pero sólo una porción de su talento.
En resumen, Ricki se presenta como una comedia dramática entretenida, pero que no destaca nada de ella salvo la presencia de Meryl Streep eclipsando de nuevo la pantalla. Así pues, no hay que creerse a Streep como rockera, sino disfrutar de ella cada minuto.
Lo Mejor: Meryl Streep
Lo Peor: Que no es tan rompedora, políticamente incorrecta y atrevida como cabría esperar de su propuesta.
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