Allan Poe siempre será un referente para el cine.
‘La tumba de Ligeia’, ‘La máscara de la muerte roja’, ‘El péndulo de la muerte’ o ‘La caída de la casa Usher’ son algunas de las películas de Roger Corman inspiradas en relatos de Edgar Allan Poe, síntoma de la presencia de sus historias en el cine. ‘El enigma del cuervo’ da un paso más en ese sentido al introducir directamente la figura del enigmático novelista en una película, con el aliciente de que debe cazar a un asesino en serie. Una premisa atractiva que se difumina mientras avanza el metraje. El ‘thriller’ entretiene, pero desaprovecha una buena idea y un personaje que merecía un mejor trato en la gran pantalla.
En 1849 en Baltimore, Poe (John Cusack) tiene problemas de dinero al no conseguir que le publiquen textos con asiduidad. De ahí que sacie su frustración con alcohol y opio. Su rostro apagado cambia cuando está en compañía de Emily (Alice Eve), la bella mujer con la que planea contraer matrimonio. De forma paralela, la Policía, liderada por el inspector Fields (Luke Evans), reclama la ayuda del poeta del misterio para esclarecer unos crímenes similares a los que plasma en papel fruto de su oscura imaginación. Pronto se establecerá un juego macabro que amenaza con quitarle a Poe lo que más quiere.
‘El enigma del cuervo’, producida por Estados Unidos, España y Hungría (están detrás los artífices de ‘La fría luz del día’), se apoya en la correcta interpretación de John Cusack, si bien su recreación de Poe queda desdibujada por un guion que sucumbe a las convenciones y al que se le echa en falta la misma osadía de su punto de partida. A pesar de que la identidad del asesino no sea evidente hasta el desenlace, el filme pierde interés por culpa de un desarrollo plano. La dirección de James McTeigue (‘V de Vendetta’) tampoco aporta demasiado, más allá de la acertada atmósfera tenebrosa. El resultado es un ‘thriller’ digno con riesgo de generar indiferencia.
Del 1 al 10, de nota le ponemos un 5.
