Podremos ver en las carteleras españolas a partir del 6 de septiembre en los cines españoles la nueva cinta de David Twohy, el cual vuelve a encargarse por tercera vez de la dirección y el guión, volviendo a contar con Vin Diesel, el personaje más fascinante y querido de la franquicia, que pasó de secundario en la primera parte a principal absoluto en sus secuelas.
Han pasado nueve años desde que se estrenara “Las crónicas de Riddick”, demasiado tiempo para los tiempos que corren (repletos de secuelas); así que ya se esperaba el regreso del furyano más famoso y buscado. Por tanto, aquí le tenemos de nuevo, con una secuela más intimista, más barata que la anterior superproducción y un vano intento de recuperar la esencia de la primera entrega, ignorando el distanciamiento de género de la secuela e intentando emular el terror angustioso que proporcionaba la excelente “Pitch black”.
La historia comienza mostrando cómo Riddick es traicionado por los propios necróferos que le juraron lealtad, abandonándole en un inhóspito planeta a su suerte. Contra todo pronóstico, Riddick se adaptará en este mundo donde todo en él intenta matarle, entrenándose para vengarse de los que le traicionaron y encontrar la forma de volver a su planeta natal, Furya, del que nadie conoce su paradero.
Así arranca el film, donde engloba en sus primeros 40 minutos toda su originalidad, y contemplamos todo un manual de supervivencia extrema de la mano de Riddick, que haría llorar al mismísimo Bear Grylls, “El último superviviente”. Pero en vez de continuar en esta línea, la trama gira rotundamente de rumbo, decidiendo autoplagiar lo ya mostrado hace 13 años en “Pitch black”.
De esta forma, el resto de la cinta resulta ser una suerte de refrito de sus entregas anteriores, donde contemplamos el enésimo intento de capturarle por parte de dos grupos de mercenarios, uno encabezado por un brillante Jordi Mollà (lo mejor de la película), y el otro por un misterioso hombre en busca de respuestas.
Pero la copia no finaliza ahí (ojalá), sino que tenemos que contemplar atónitos cómo el director nos intenta “vender la misma moto”, es decir, cómo copia los mejores momentos de la primera cinta y los cambia ligeramente en ésta, creyendo que el espectador no va a darse cuenta que la historia se repite misteriosamente (como ya ocurriera en similar medida con los argumentos demasiado parecidos de “Resacón en Las Vegas” y su secuela). [SPOILER] (Donde sólo cambia la oscuridad por la lluvia y los aliens voladores por una especie de escorpiones) [FIN SPOILER].
Aún así, la película consigue mantener la mínima tensión y el interés por sus secuencias de acción como para que resulte decentemente entretenida a pesar de todo esto, donde nuestro querido actor Jordi Mollà se erige como salvador del film, encarnando a Santana, un despiadado mercenario que intenta abarcar más de lo que puede, donde sus roces con el resto de mercenarios y el propio Riddick aseguraran bastantes risas y los mejores momentos de la película (junto, claro está, la primera parte del film, con la supervivencia de este carismático antihéroe).
En definitiva, la cinta no puede estar mejor titulada, puesto que su protagonista acumula la mayor parte de metraje, de una forma descarada y sólo igualable a la mostrada por Brad Pitt en la fantástica “Guerra Mundial Z”. Como fan de las dos anteriores, resulta imperdonable el despropósito mostrado, habiéndose debido ahorrar esta secuela si lo único que podían ofrecer eran 40 minutos de originalidad.
Te gustará si: Eres muy fan del personaje, te gusta que las películas tengan un lenguaje adulto y coherente a su temática, y no escatimen a ser explícitos en sus escenas de acción.
No te gustará: Si buscas originalidad en el cine, si esperabas algo novedoso o interesante respecto a la figura de Riddick; o, simplemente, odias quedarte con la sensación de “déjà vu”.
Nota: 5
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