El estreno de ‘Westworld’, el nuevo proyecto de HBO que mezcla la ciencia ficción clásica con una profundidad existencial abrumadora, nos obliga a hacernos la siguiente pregunta: ¿es o no es la mejor serie del año 2016?
Era la apuesta más ambiciosa de la televisión en lo que va de año. HBO, la cadena culpable de los rotundos éxitos de Juego de Tronos y True Detective (entre muchas otras), había preparado el lanzamiento de Westworld con muchísimo cuidado. El proyecto más costoso de HBO hasta la fecha venía a revolucionar la pequeña pantalla estadounidense. Otra vez. Y lo hacía con una historia colosal, una revisión actualizada de la mano de Jonathan Nolan y de, nada más y nada menos, del mismísmo J.J. Abrams. A pesar de que este último solo esté en el apartado de producción.
Y Westworld ha llegado. Y con ella, los cambios prometidos. Una trama de una magnitud y una profundidad intensa, ambiciosa y compleja. La misma ambición y la misma complejidad con la que HBO ha dispuesto los elementos promocionales para el estreno de Westworld. Hoy, os vamos a explicar por qué debéis ver (o quizá no) Westworld. ¿La mejor serie del año? Te toca a ti darle una respuesta a esa cuestión.
La historia de Westworld no es revolucionaria, pero sí el modo de enfocar los detalles que la componen
Westworld es el nombre que se le da al parque de atracciones que traslada al mundo del Viejo Oeste a todos los visitantes que participen de la temática. ¿Lo extraordinario de esto? Todo parece real. Sí, incluso las personas que pueblan el parque y le dan esa originalidad a la serie (basada en la película de 1973 con guión y dirección de Michael Crichton). Pero no, esas personas que aparecen en Westworld (o mejor dicho, que están dentro de él) no son reales. Son robots. Inteligencias artificales. Réplicas exactas de los seres humanos, con personalidades definidas y con una historia que cumplir (un rol) dentro de ese microcosmos del parque temático.
No obstante, como ya puedes imaginar si tienes cierto bagaje en la ciencia ficción, este tipo de experimentos sociológicos no suelen salir bien. Así que Westworld nos va a narrar qué sucede cuando los hombres (y las mujeres) deciden jugar a ser dioses con las herramientas de las que disponen. Una temporada por delante, de momento, para conocer el desenlace.
Westworld tiene un trasfondo político, social y existencial por explorar. Y todo sin perder de vista el horizonte de ficción de la trama principal
Si esta nueva serie de televisión tiene algo, además de enganchar por la curiosa trama, es un trasfondo sencillamente espectacular. A la espera de que la teoría de cuerdas o supercuerdas descifre algún día algo más allá del universo que conocemos, ¿es nuestra realidad la única? ¿Qué realidad es real? ¿Por qué debemos cumplir un rol en esa realidad? ¿Cuál es el significado de ser humanos? ¿Qué nos convierte en seres únicos, especiales, diferentes? ¿Quién debe ser juez y juzgado? ¿Quién creador y creado?
Todas estas preguntas están en el primer episodio de Westworld. Gracias al guión y al montaje definitivo del piloto, hemos comprobado que van a tener mayor prioridad de lo esperado. Es decir, Westworld no solo se va a centrar en la trama. También piensa profundizar en aspectos relevantes sobre la existencia del ser humano y el espacio-tiempo que le rodea. Una fórmula que se añade a ese cóctel de ambición y complejidad que he mencionado al comienzo y que hacen de Westworld un producto audiovisual que, al menos, merece la pena probar.