Bryan Talbot continúa su ucronía animal con este tercer tomo que relatas las aventuras del inspector LeBrock y su ayudante Ratzi. Política, arte y misterios pueblan las páginas de ‘Bête Noir’.
Bête Noir: Grandville es un mundo ucrónico donde los animales son los pobladores y dominadores del mundo (antropomorfizados maravillosamente por Talbot) han desarrollado una cultura propia y una historia paralela a nuestra realidad. Francia derrotó a Europa en las guerras napoleónicas y cambió el continente, y su forma de pensar. La ciencia avanza con el vapor y las corrientes neumáticas, y los autómatas empiezan a ser comunes. Más misterios, demostraciones detectivescas, steampunk, acción y romance en la tercera entrega de esta serie.
Un asesinato conduce a nuestro protagonista de vuelta a Grandvile, el Paris de este mundo alternativo. Allí nuestro úrsido protagonista ayuda a la policía francesa y al tiempo retorna a su interés amoroso, Billie. Francia ha cambiado tras la caída de Napoleón XIII. Los humanos exigen sus derechos, el arte está evolucionando y mutando, la tecnología avanza a pasos agigantados, y en este maremagno las muertes señalan una conspiración.
El guión de Talbot es sencillo y lineal, homenajeando las historias clásicas detectivescas, las influencias de Sherlock Holmes y Auguste Dupin en LeBrock son claras, continuando el estilo de las primeras entregas. Esto, no resta ni un ápice de emoción a la narración. Maneja el inglés con paciencia los elementos que incorpora a la narración, hasta que encajan y dotan de vida a una historia que es sencilla en su estructura pero habla de muchos temas. La democracia, la lucha por los derechos intrínsecos de las personas (y animales en este caso), el racismo, la lucha de clases y la manipulación de la política y los medios. Muchos ingredientes para un pastel, podría ser demasiado empalagoso. Pero el artista consigue incluirlo todo con elegancia y sencillez y todos los temas tienen su lugar, construye un puzzle de muchas piezas con tranquilidad, y consigue una imagen completa y de gran fuerza.
Si algo ha destacado siempre en las obras de este artista británico ha sido en su claridad en el dibujo, quizás sea Alicia en Sunderland donde tuvo su momento mas experimental. No quiere decir esto que no guste de evolucionar su arte, sólo que lo hace en las obras que cree que lo necesitan. Y Grandville y sus tres tomos (cuatro fuera de España ya) es una obra donde no es necesario. Un dibujo detallado, claro, luminoso y lleno de vida, el ejemplo de una época donde todo cambia y la esperanza siempre está presente. Una historia que leemos con avidez y sin detenernos, pero merece la pena recrearse en los muchos guiños y detalles del artista. Personalmente destacamos al pitufo manifestante (si, un smurf, un barrufet; sin pelo, azul y con gorro blanco) que marcha en una concentración pro derechos de los humanos, y la recreación del Louvre, donde podemos ver muchas pinturas famosas modificadas al estilo “furry”.
Bryan Talbot tiene en la serie de libros de Bête Noir un gran mapa para imaginar y mostrar un mundo alternativo. Cosa a la que es muy aficionado, y ampliar su, ya de por si, gran imaginario visual. En premio a su esfuerzo esta segunda entrega de la serie ha estado nominada a los famosos premios de fantasía ‘Hugo’. Y nosotros disfrutamos de cada tomo que publica Astiberri en nuestra piel de toro. ¡Aunque España todavía no ha aparecido en el cómic!, esperemos tener un lugar en la historia de este original universo.