Los Renegados se encuentran escondidos, Harada ha perdido su pista, y sus planes peligran. Y cuando un hombre está desesperado actúa desesperadamente. Final de la serie Harbinger, un cierre por todo lo alto, con explosiones, giros de ciento ochenta grados en la trama y una muerte. Un Renegado va a morir ¿Quién será?
La serie que Joshua Dysart ha mimado y escrito durante 25 números llega a un final. Porque todo acaba, y todo tiene una finalidad. El monje sangrante, Toyo Harada, Peter Stanchek, la Corporación Harbinger, todo tenía su objetivo, y debe cumplirlo. Pero, ¿y después?, ¿qué ocurrirá con todos los Psiots? ¿Cuál será el futuro de la humanidad?
Llega el final y no es como nadie esperábamos. Porque no han sido los Renegados, no ha sido el Proyecto Estrella Renacida, no ha sido el gobierno, no, ninguno de ellos ha levantado la manta, el pastel no se ha descubierto porque alguien poderoso haya actuado, no. Un hacker anónimo, con equipos mínimos, con conocimientos máximos ha puesto al descubierto a Harada. Y no puede permitirlo. Pero los Renegados pueden aprovechar esta oportunidad, una ventana de oportunidad se abre para que le den un golpe mortal a la bestia, el dragón que es la corporación Harbinger ha descubierto su pecho, y entre sus enjoyadas escamas hay un hueco, justo sobre su corazón. Pero todo esto tendrá un coste, la vida de un Renegado. Porque la guerra siempre se toma su parte en todo enfrentamiento.
Al igual que ocurría con Bloodshot, el número 25 de la serie marca el final del camino. Y también es el contenedor de una serie de historias cortas que redefinen y transforman a nuestros protagonistas y sus antagonistas. Pequeños detalles que dotan de vida a estos seres tan especiales. Pero aunque en Bloodshot se ahondaba sobre todo en el pasado del personaje, aquí podemos atisbar no solo eso, sino un poco de ese futuro negro que se cierne sobre el mundo, porque la guerra ya no es subterránea, ya no es oculta, y habrá muchas bajas más.
Dysart acaba su serie con un órdago, con una recta final adrenalinica y directa, con sorpresas, pero ninguna vuelta de tuerca de última hora que arregle las cosas, sin trucos. Lo que ocurrirá es consecuencia de lo que ha pasado, y el futuro bien puede valer un carajo cuando los seres más poderosos del planeta ya no son un gran secreto, sino armas cargadas apuntando al a humanidad.
Para el número veinticinco el escritor cuenta con varios artistas al guión y al lápiz para ayudarle a contar su historia, la de Harada, la de los Renegados, la de los miembros de Harbinger, hasta la de Generación Cero. Pero es él y Clayton Henry, que le ha acompañado en parte del camino, los que cierran esta etapa. Henry es un dibujante apto que narra con sencillez, nos e complica, la acción es espectacular, y los diálogos tienen que ser fluidos. No es muy detallado, pero deja que la historia fluya. Sobra para contar la historia y mostrar los sentimientos de todo este abanico de personajes que ahora cierran un capitulo de su vida.
Joshua Dysart deja cerrada su etapa en Harbinger, ahora el futuro será muy diferente, nada de guerras secretas, nada de profecías, al menos para nuestros protagonistas, nuevos amores, relaciones diferentes, el escritor ha dejado un campo abierto par a muchas cosas, y él se encargará de alguna. Se acaba Harbinger, una serie notable que redescubre eso de “odiados y temidos” de una forma actual, moderna, potente, atractiva y seductora. ¡Los Renegados han muerto, larga vida a los Renegados!