En una columna anterior os comenté el cómo mientras firmaba en el Día del libro vi a una madre arrebatar a su hijo la oportunidad de leer un cómic, a pesar de que el pequeño lo había cogido con interés y curiosidad. Todo saldado con un “Eso no te interesa” por parte de la adulta y el niño hizo lo que era esperable, dejarlo junto al resto y pasar al siguiente puesto con ella.
Pero por suerte también vi lo contrario, una escena que me dio calorcito interno y que me alegró la tarde. El montaje teatral era más o menos el mismo, una madre con dos críos fisgando por las cajas y materiales que tenía Taj Mahal Cómics a disposición de todos los paseantes en ese soleado día de abril. Uno de los chicos cogió un manga, no recuerdo cuál era, se lo enseñó a su madre y a esta le sorprendió el formato que tenía.
Aquí hay que hacer un matiz importante. Aunque a los que somos lectores nos resulta más que natural las publicaciones en sentido oriental, para mantener y respetar el original al máximo, hay que recordar que la llegada de Dragon Ball, Doraemon y otros fue convertidos en tebeos de grapa que se leían en nuestro sentido. Y otro matiz: aunque pueda chocarnos y el manga mueva mucho sigue habiendo un gran número de personas que ni lo conocen.
Vuelvo a la obra de teatro. Podían pasar dos cosas, que dejasen el tomito y a otra cosa o que el afán por saber más les hiciera preguntar. Por suerte fue esta segunda opción y Enrique, quien regenta la tienda junto a su hermano Dani, con su habitual buen trato y amabilidad les explicó de qué se trataba. Que eso que tenían entre manos era un manga, que venía desde Japón y que se leía al revés ya que así se hacía allí, que en realidad hay mangas en más países y que incluso en Europa tenemos autores que los trabajan.
Pude ver la sonrisa en los rostros de esas tres personas que acababan de descubrir la existencia de estas lecturas, de un mundo nuevo más allá de los cómics que conocían, de otra forma de ser, de una cultura desconocida hasta ese momento y que les estaba abriendo las puertas de par en par. Y es que leer es algo maravilloso, no puedo expresarlo de otra forma.
¿Se llevaron el tomito? ¿Compraron uno para cada uno? No lo sé, esa parte me la perdí ya que por atender a mis propios lectores no pude ver la escena completa. Quiero creer que sí, ojalá fuese así, pocas cosas hay mejores en este mundo que descubrir algo nuevo y disfrutar de ello.
