MAMÁ llegó a los cines españoles el pasado 8 de Febrero dispuesta a hacer saltar de las butacas a más de un espectador. Producida por Guillermo del Toro y protagonizada por Jessica Chastain y Nikolaj Coster-Waldau, está basada en el cortometraje homónimo del también director de la película Andy Muschietti.
MAMÁ nos cuenta la historia de dos hermanas: Victoria y Lily de diez y ocho años, que se quedan completamente solas y aisladas en una cabaña del bosque. A partir de aquí los espectadores no sólo no podrán dejar de preguntarse cómo han podido sobrevivir las dos siendo tan sólo unas niñás, y sobre todo se preguntarán…. ¿Y si no se criaron solas en realidad?
Éstas y otras inquietantes preguntas son las que plantea MAMÁ. Un thriller sobrenatural y psicológico que enfrenta el mundo de la infancia contra el arquetipo de madre posesiva y asfixiante. En MAMÁ Victoria y Lily pasaron cinco años en una cabaña abandonada tras la muerte de sus padres y cuando por fin son encontradas, sus tíos Annabel y Lucas (Jessica Chastain y Nicolaj Coster-Waldau) tratarán por todos los medios de darles una infancia normal. Pero, ¿es esto posible?
La fascinación por los niños salvajes acompaña a la cultura popular. Desde Rómulo y Remo no hemos dejado de contar historias sobre criaturas que crecieron sin compañía humana.
En la mitología griega, Zeus fue abandonado en la isla de Creta poco después de nacer, y encargaron su cuidado a la cabra Amaltea que lo alimentó con su leche. La niña Atalanta corrió la misma suerte y fue criada por una osa que se hizo cargo de ella poco después de que la abandonaran.
Los primeros casos de niños ferales o salvajes reales se conocen desde comienzos del siglo XVIII. Victoria y Lily no han sido las únicas en sobrevivir en condiciones tan extrañas. Existen muchos casos de niños que han crecido completamente solos, bajo la protección de alguna manada de animales o, lo que es peor, totalmente aislados y desnaturalizados. Basta con buscar “Niños salvajes o ferales” en internet para encontrar documentos sobre la niña-gallina en Portugal, la niña-perro de Ucrania, el niño-lobo Español, o la pequeña “Genie” que hasta los 6 años estuvo encerrada a oscuras y sin ningún contacto humano en la habitación de su casa, sólo porque su padre así lo quiso. Son casos increíbles, pero no nos podemos quedar en el umbral de estas historias.
¿Cómo han llegado estos niños a vivir así? ¿Es una suerte haber sobrevivido o una maldición? ¿Es posible la reinserción social de estas pequeñas criaturas?
Puede que alguna de estas preguntas se plantease François Truffaut cuando llevó a cabo la película El pequeño salvaje (1970). Truffaut sacó a la luz la historia del pequeño Víctor de Aveyron que fue encontrado a la edad de 12 años en un bosque de Francia en el año 1790, totalmente desnudo y magullado. Aparentemente, Víctor no podía hablar y tampoco respondía a los estímulos sonoros.
El caso llegó a oídos de Jean Itard, quien luego sería considerado el primer educador de niños inadaptados. Itard consideró que los síntomas que Víctor presentaba no eran fruto de su condición mental si no de su experiencia en el bosque.
Itard consiguió grandes avances en el pequeño, enseñándole a escribir frases simples y a pronunciar el nombre de algunos objetos. Víctor reaccionaba a estímulos y acataba órdenes de aquellos de los que dependía su sustento. Y aunque nunca pudo ser un niño completamente normal sí pudo vivir una vida digna hasta los 40 años, edad en la que murió.
Estudios actuales han demostrado que los individuos que han crecido en estas circunstancias nunca llegan a tener un intelecto pleno ya que la alimentación afecta en el desarrollo físico casi tanto como el lenguaje. El cerebro de una persona se estructura por medio del lenguaje, de ahí su vital importancia para el desarrollo de ésta.
Este tema se ha llevado bastantes veces al cine, el ejemplo más popular es la película El libro de la selva o Tarzán de la que se han hecho varias versiones. Sin embargo, no dejan de ser producciones para el público infantil con finales muy edulcorados.
Más fiel a la realidad es la película El enigma de Kaspar Hausen dirigida por Werner Herzog también en la década de los 70. Kaspar Hausen fue un niño que creció atado y aislado en los sótanos de una ciudad que no notó su ausencia. Fue puesto en libertad con 16 años, y cuando saltó a la plaza de Nuremberg, todos le tomaron por un borracho o un demente. El adolescente tenía capacidades sensitivas realmente raras, por ejemplo, no veía bien a plena luz del día pero se movía con facilidad por la noche, y cuando lo encontraron sólo se alimentaba de pan y agua, lo que lleva a pensar que eso era lo único que él había comido hasta entonces. Kaspar murió asesinado cinco años después de ser encontrado y en su autopsia se pudo comprobar que tenía grandes lesiones cerebrales y hepáticas producidas por la mala alimentación y los años de cautiverio. Herzog manifiesta una clara crítica a la sociedad alemana de principios del siglo XIX a través de la visión de Kaspar.
El ejemplo más cercano por geografía y temporalidad lo encara la jovencísima película Entre Lobos dirigida por Gerardo Olivares en 2009-2010. Esta producción española retrata la vida del también español Marcos Rodríguez Pantoja, que fue descubierto con 18 años en la provincia de Córdoba. Marcos fue vendido a un pastor de cabras cuando sólo era un niño. Procedía de una familia humilde donde las palizas eran casi diarias, por lo que la naturaleza se convirtió en el medio dónde más feliz se sintió. Pero su suerte cambió una vez más cuando el pastor que lo había acogido desapareció en el monte y nunca volvió a saber de él. Marcos cuenta cómo vagó solitario por los montes cordobeses hasta que se encontró con una camada de lobos casi recién nacidos. Él, que sólo era un niño, jugó con los lobeznos hasta quedarse dormido y cuando la madre llegó para cuidar de sus cachorros tomó a Marcos como uno más. Con el tiempo y antigüedad llegó a convertirse en el macho alfa de la manada. Cuando fue encontrado, sí se acordaba de hablar pero nadie quiso creer su historia y le tomaron por loco. Después del estreno de Entre Lobos la gente de su pueblo le pidió perdón, y él se sintió orgulloso de admitir que los años más felices de su vida los pasó con animales, y no con personas que siempre se habían mostrado hostiles con él.
¿Les ha ocurrido algo parecido a Lily y Victoria en ‘Mamá’? ¿Han estado realmente solas todo este tiempo? ¿Quién las ha ayudado pertenece a este mundo?
Las niñas presentan una sintomatología muy parecida a la descrita en los casos anteriores. Como ocurrió con Víctor de Aveyron, Lily, la pequeña de las dos hermanas, no sabe hablar ni tampoco parece entender nada excepto la palabra “mamá”. Anda a cuatro patas como si fuese un animal y prefiere dormir en el suelo antes de tumbarse en una cama. Victoria tuvo más suerte ya que tenía 5 años cuando desapareció, y tuvo tiempo de aprender a andar y hablar. Cuando las encuentran en el bosque, un afamado psicólogo se ofrece a alojar a las niñas con sus tíos a cambio de poder estudiar a las pequeñas y saber si la sintomatología que presentan será permanente o tendrá cura. Inevitablemente las preguntas se irán sumando en la mente de todos los adultos a medida que los días avanzan en la nueva casa familiar y el trauma de las niñas parece ir agrandándose con el paso del tiempo.