Sí, Cillian Murphy irá a ver Barbie. Es imposible resistirse al rosa.
El 23 de este mes los cines de todo el mundo tendrán una pugna entre manos, la lucha por ver qué película reclama más público: Oppenheimer de Christopher Nolan o Barbie de Greta Gerwig. Por lo que parece, y se intuye en redes sociales, la ganadora va a ser esta última y por goleada. Pero ambos títulos son muy esperados y nada impide que ese día se haga doblete, ver primero uno y terminar con el otro (aunque en total la suma sea de cinco horas, lo que igual deja un poco saturado).
Esto mismo opina Cillian Murphy, que interpreta al científico protagonista de la biopic, “Creo que es genial para la industria y para el público que tengamos dos películas increíbles de cineastas increíbles que se estrenarán el mismo día. Puedes pasar un día entero en el cine, ¿qué es mejor que eso?”. Y al respecto de si irá o no a ver Barbie, no tiene dudas y se une a las filas de los muchos que la esperamos con ganas, “Quiero decir, iré a ver a Barbie al 100%, no puedo esperar para verla” comenta en declaraciones a IGN.
Un fin de semana de cine
El estreno de estas dos esperadas películas, Barbie y Oppenheimer con Margot Robbie y Cillian Murphy a la cabeza de forma respectiva, hace que los amantes del cine estemos salivando por el fin de semana de palomitas y proyección que está por venir (o no, que nadie está obligado a ir corriendo a un estreno). Pero esto también demuestra un problema cada vez más real y palpable, la enorme cantidad de producción que hay que llega a ser sencillamente inabarcable. Algo que tiene como consecuencia que en ocasiones hay películas que apenas están en algún cine y además muy poco tiempo, como sucedió con El gordo y el flaco de Jon S. Baird.
A esto se suma que se nota un cierto desgaste en títulos de géneros concretos y más en los blockbusters que han pasado de ser una cita de diversión a casi una obligación, y en muchas ocasiones repetitivos y con ninguna pretensión de arriesgar lo más mínimo. Que las películas coincidan es su estreno es casi inevitable, se hace cine en todo el mundo, aunque las grandes empresas intenten evitar cruzarse pero cuando llega una de estas enormes cintas como es el caso de las dos que nos ocupan el resto de la programación cae prácticamente en el olvido.
Es muy complicado competir con la última película de Marvel Studios o el bombazo de turno de la actriz de moda, lo que hace que películas más pequeñas y sencillas como Vesper, Blue Jean o The Quiet Girl no tengan prácticamente una oportunidad. Es una época gloriosa en la que hay contenidos de todo tipo y a toneladas, pero por eso mismo es también una época un poco oscura.
