Dune: Parte Dos establece que tanto los Atreides cómo los Harkonnen tienen acceso a algunas armas devastadoras, pero ninguno de los dos lados la usa entre sí
Dune: Parte Dos aborda la compleja relación entre las Grandes Casas del Landsraad y sus armas más poderosas, pero la película nunca resuelve realmente por qué ni los Atreides ni los Harkonnen las usan entre sí. Uno de los momentos más cruciales de la película llega con la revelación de Gurney Halleck de que sabe dónde se guardan los átomos de los Atreides. Pero, a pesar de tener acceso a esta potencia de fuego, Paul se muestra reacio a lanzar un ataque directo con su nuevo arsenal. Gracias a la novela original de Dune, hay una buena explicación detrás de esta aparente discrepancia en la historia.
La tecnología de Dune es uno de los aspectos más interesantes de la serie de libros originales de Frank Herbert. A pesar de estar ambientado en el futuro, gran parte de los dispositivos son a la vez muy avanzados y sorprendentemente retrógrados, debido a la completa falta de computadoras después de la histórica Jihad Butleriana. Esto significa que muchas armas, como espadas y cuchillos crys, parecen más feudales que futuristas. Atómica no es una excepción, ya que es el nombre de la novela para las armas nucleares y aporta una sensación distintiva del siglo XX a la historia. Es esta conexión la que ofrece una explicación parcial de por qué los Atreides y los Harkonnen son tan reacios a utilizarlos.
Las armas atómicas son las más poderosas de Dune
Las novelas Dune de Frank Herbert explican que la energía atómica es un arma de último recurso disponible para todas las Grandes Casas. Transmitidas como reliquias familiares (como se explica en Dune: Parte Dos), las armas son tan poderosas que tienen el potencial de destruir completamente planetas enteros. En Dune Messiah, por ejemplo, Paul explica que «cualquier Familia en mi Imperio podría desplegar sus armas atómicas de tal manera que destruyeran las bases planetarias de cincuenta o más Familias». Esto resalta el potencial destructivo mortal del armamento.
El impacto del uso de energía atómica también se explora en Dune: Parte Dos. Las visiones de Paul Atreides, que se centran principalmente en las consecuencias de su guerra santa, también permiten vislumbrar lo que podría suceder si usara la energía atómica para atacar a los Harkonnen. Se sugiere que la reticencia de Paul a usar las armas tiene más que ver con mantener viva a Chani que con cualquier otra consideración ética. Esto, sin embargo, no explica por qué los Harkonnen no están dispuestos a usar sus armas atómicas contra los Fremen, ni proporciona una imagen completa del proceso de pensamiento de Paul detrás de no usar sus propias armas para atacar a los Harkonnen.
¿Por qué la energía atómica está mal vista en Dune?
Debido a que la energía atómica es potencialmente devastadora, el mundo de Dune tiene restricciones muy claras sobre su uso. Tras la guerra contra las máquinas pensantes en la Jihad butleriana, se adoptó la llamada «Gran Convención», que prohibía el uso de armas atómicas contra los seres humanos. Como resultado, existe un embargo explícito sobre el uso de armas atómicas entre los Atreides y los Harkonnen.
Las consecuencias para cualquiera de las partes que desobedezcan la Gran Convención son increíblemente graves. En la novela original de Dune, Paul explica: «El lenguaje de la Gran Convención es bastante claro: el uso de armas atómicas contra humanos será causa de destrucción planetaria». Esto significa que, aunque tiene acceso al arsenal de su familia, si Paul fuera De usar las armas contra los Harkonnen, la propia Arrakis probablemente sería destruida por las otras Grandes Casas. Aunque la guerra entre Harkonnen y Atreides es un conflicto extremadamente violento, esto no justifica el uso de las armas más poderosas de las dos Casas.
