Acaba la nueva serie que ha redefinido a Puño de Hierro. Con Redención se abre un nuevo futuro para el mayor artista marcial de Marvel.
En una época donde regenerar personajes para convertirlos en algo moderno es la norma. Kaare Kyle Andrews mira al pasado de Daniel Rand y lo convierte en el héroe que debía ser, el guerrero que estaba destinado a ser. Limpia su pasado para darle un nuevo futuro.
Puño de Hierro ya no existe, Daniel Rand ha perdido su chi, se encuentra perdido. Sus posesiones están perdidas y su fuerza rota. El Único está preparado para cumplir su plan, la joya de la tecnología de K’un Lun pretende transformar la torre Rand en un portal para vencer el límite entre este mundo y el otro. Pero un hombre destruido no es un hombre derrotado si sigue teniendo voluntad, si ha sido forjado en hierro. Una epopeya que termina con una gran batalla, que conlleva perdón y trasformación. Andrews pone en orden lo que preparo en los primeros compases, y los cierra en una magistral descarga de fuegos artificiales y peleas a golpe de carne y sangre.
Todo lo que Kaare Andrews ha propuesto se cristaliza en el título, hablamos de la redención de un hombre que tendría que estar muerto, la trasformación de un personaje basándose en su origen. Andrews es un hombre de orígenes, él mismo lo dice, los orígenes marcan al personaje. En este caso la utilización de toda la familia Rand, padre, madre, tío, ha hecho que la transformación del personaje haya sido rápida y brutal, no falta de sinsentidos explicados más porque un enano oriental graciosete y bastante cruel quería volver, que por la lógica, pero cuando metes el misticismo oriental la reencarnación, artes marciales y tecnología de otra dimensión, todo vale. Una historia que tiene un fin, pero no un final.
‘Puño de hierro: Redención’ es una narración de héroes trágicos, con descenso al infierno incluido. Se lanza de cabeza a la transformación del caído y roto protagonista a través del cambio y el descubrimiento. Si está roto se arregla, si el daño es antiguo, se supera. Si a nivel gráfico Andrews es notable, en su faceta de contador de historias sí que suele abusar de textos explicativos que, aunque no entorpecen la lectura, pueden resultar reiterativos sobre algunas formas, cuando la ilustración muestra el estado mental de Rand, el autor añade alguna que otra disertación que no es necesaria. A veces menos es más.
Si ya comentaba en la primera parte que Kaare Andrews mi admiración por su trabajo, en este tomo supera cualquier tipo de reserva y se lanza a la espectacularidad en palabras mayores. Las Splash Pages son colosales, el descenso al infierno y la batalla por el alma de Rand se cuentan en un plano trascendental que no acepta viñetas. Su envejecimiento de paginas completas como si de un viejo cartel de cine antiguo doblado y conservado en el cajón, si, de esos cine-teatros que hacían sesiones continuas de pelis de Kung Fu, para remontarnos a una lucha antigua y aun sabor añejo, el de las artes marciales sin trucos de antaño. Brutal y contundente, con un estilo que aquellos que admiran al Frank Miller de Dark Knight y de Ronin saborearan una y otra vez. Con un estilo evolucionado más pictórico que el de Miller, no llega a ser un narrador tan potente, hay momentos más de póster que de cómic, a veces mostrar y contar se olvidan simplemente para que la ilustración sea poderosa visualmente. Pero en ningún momento se olvida de la historia, una historia más mental que física, que se cuenta en sombras y oscuridad, hasta que la vida supera a la muerte. Y esto último es literal, ya que Andrews marca con dichas palabras el principio del fin, del fin del antiguo Puño de Hierro.
La única posible pega a toda la obra es que el desconocimiento del origen de Puño de Hierro puede hacer que el lector se pierda en algún detalle. Hay mucho de la primera y clásica etapa, y poco de la de Fraction, lo que significa que toca repasar la clásica serie para buscar todos esos detalles que pueden perderse.
Las novedades que ha incluido esta serie a la vida de un personaje tan clásico y a la vez tan poco aprovechado como Puño de Hierro , son legión, una nueva K’un Lun, un nuevo tronador, un nuevo puño de hierro, un nuevo Shou Lao, un nuevo Yu ti… Dicho mal y con prisas, ha cambiado todo lo que era, ha creado un nuevo mapa para Daniel Rand y sus aventuras, y lo ha hecho a golpe de puño y pie, con kung fu, fantasía y ciencia ficción. Y lo ha hecho bien.