Desde la entrada en vigor de la democracia en España, tras el fallecimiento de Franco y la transición, el país se ha convertido en un coto apropiado para aquellos que han querido hacer fortuna en la corrupción institucional y empresarial. Panini Comics en su línea Evolution nos trae esta reedición de la genial obra de Víctor Santos, Intachable: 30 años de corrupción.
Los grandes casos de corrupción en España comenzaron a destaparse ya entrado el siglo XXI pero las tramas que narraban venían de mucho más atrás, de los años noventa del siglo XX, con operaciones tan conocidas como el caso Naseiro, que sin duda sirvieron, junto a la trama Gurtel, como inspiración al autor para acometer esta novela gráfica, que va desgranando los pasos que un corrupto va recorriendo desde lo más bajo del ámbito político local hasta sus aspiraciones a un puesto en las más altas esferas del poder. Un itinerario que suele ser largo, repleto de bifurcaciones y de oportunidades para trepar y hacerse un nombre, una imagen respetable que tras una sonrisa encantadora oculta la peor de las perfidias.
El dinero suele ser el oscuro objeto de deseo aunque también se convierte en la herramienta para llegar lejos, billetes que sacrificar para comprar lealtades, para cerrar bocas, para alcanzar un nuevo peldaño en la organización. Relaciones personales interesadas, matrimonios convenientes para coger impulso, traición y trapos sucios que es mejor mantener ocultos para que no afecten a ese proyecto de futuro que no todos consiguen completar. Cuando Víctor Santos (Torrent, Valencia, 1977) encaró la realización de Intachable: 30 años de corrupción, este cómic tan descarnado y repleto de bofetadas de realidad, todavía no se habían destapado otros casos famosos en España como lo han sido la trama Púnica, los cursos de formación por parte de sindicatos o el Caso ERE. Sin embargo su argumento de ficción es aplicable en cuanto a adaptación dramática a cualquiera de ellos.
Víctor Santos lleva muchos años demostrando su habilidad como autor completo y con un éxito considerable. No hay más que girar la vista a las estanterías y ver como atesoramos sus tomos de Polar. No se esconde, nos muestra incluso su alma cuando vemos esos rostros que pueden pasar del hieratismo a la mueca más dolorosa, de la sonrisa forzada a aquella que surge de forma espontanea. La acción electrizante pasa a ser un movimiento suave, con pausas dramáticas que sirven de transición. La historia no se detiene, como la vida. La lectura de Intachable se realiza de forma fluida, ni siquiera nos detienen los saltos de tiempo o los cambios entre escenas. Es difícil no devorar las más de cien páginas de una sola sesión.
El pero que se le puede poner a la nueva edición de esta obra es el momento en el que nos llega. Nuestras mentes están ya saturadas de casos de este tipo y la sorpresa que pudo generar en su día abordar de forma tan cruda el tema de la corrupción, y todos los elementos que la rodean, ahora ha quedado superado por el aluvión de casos que han adormecido la sensación de indignación que se pueda tener ante semejante calaña de personajes. La corrupción es una lacra de la sociedad española actual y lo seguirá siendo durante bastante tiempo. La corrupción está institucionalizada, de tal forma que muchas veces parece que aquel que piensa que meter la mano en un negocio turbio, para enriquecerse de forma fácil y con poco esfuerzo, está mejor visto que el honrado que sale cada día a trabajar para llevar un plato de comida a casa y pagar sus impuestos sin defraudar.
Intachable es un retrato acertado de cómo, a través del gran crecimiento inmobiliario que tuvo España en el pasado, una multitud de sujetos de muy reprochable moral, se hicieron con parcelas de poder propias de delincuentes. El problema es que no se trataba de asesinos, de ladrones al uso o maltratadores, eso era secundario. Primero eran Alcaldes o Concejales de Urbanismo tras las siglas de un partido político cualquiera.
