Veinte entregas de Daredevil desde que se inició la etapa de Chip Zdarsky y en Cinemascomics no hemos faltado un solo mes a la cita con una de las mejores series de Marvel del momento. Panini Comics publica el segundo y último tie-in de la colección con el evento Rey de Negro.
¿En qué crees tú?
El ser humano lleva agarrándose a sus creencias desde el inicio de los tiempos. A múltiples deidades mitológicas o a elementos más tangibles, tales como imágenes, tótems o las ciencias empíricas. Prácticamente todos nosotros necesitamos aferrarnos a algo en algún momento de nuestras vidas y sabido es que Matthew Murdock / Daredevil profesa la religión católica, sirviéndole de faro en los momentos más oscuros de su existencia. Knull se ha apoderado de su cuerpo a través de uno de sus múltiples simbiontes pero la mente de Matt se resiste, amparada en una fe inquebrantable.
La fortaleza de una cadena se mide por su eslabón más débil, pero la determinación de una persona que está siendo dominada por un ente extraterrestre también se retroalimenta de aquellos que la rodean y están dispuestos a dar ese paso definitivo que puede llegar a resistirse. Una simple mirada es muchas veces suficiente para conocer las intenciones del otro, para encontrar una respuesta afirmativa o negativa y de ese modo poder actuar. Los personajes secundarios que nos está presentando Chip Zdarsky van más allá de complementar la historia, cobran vida, son relevantes y enriquecen la narración. No solo encontramos a Matt soportando la mayor carga, vemos como las otras dos líneas de esta crónica, la protagonizada por Wilson Fisk y la de Elektra Natchios, tienen entidad propia y nos ayudan a entender mejor ciertas motivaciones.
El Kingpin más humano
La labor de Fisk al frente de la Alcaldía de Nueva York no es, por supuesto, nada limpia. Ejerce un puesto de poder legítimo desde el que perpetúa actividades ciertamente ilícitas. Eso no le despista de mostrar lealtad por los que le sirven bien, preocupándose por el bienestar de María Tifoidea, víctima como Murdock de la posesión por parte de un simbionte. Se siente en deuda y puede que algo más. Tifoidea, mientras, campa por la ciudad manchando sus manos de sangre inocente al tiempo que se convierte en una amenaza difícil de domeñar. Si ya resulta un rival terrible per se, enfrentarse a Elektra, con su disfraz de Daredevil, puede ser un hueso muy duro de roer. Y el nuevo guardián de La Cocina del Infierno no lucha en plenitud de condiciones, está muy ocupada tratando de proteger una vida, la de la adolescente Alice.
Como en la entrega anterior de Daredevil, Marco Checchetto y Mike Hawthorne se reparten el trabajo por personajes. Mientras el italiano centra todas sus páginas en la lucha que lleva a cabo Elektra por las calles, el estadounidense se ocupa de las partes acerca de Murdock y Fisk. Hawthorne es muy buen dibujante pero nos queda el mal sabor de boca de no haber visto a Checchetto representando el duelo de Matt contra Knull. La fuerza de sus escenas y la capacidad y virtud para el detalle me hacen desear que la colección adaptase su periodicidad a su velocidad en la mesa de dibujo o incluso que se centrase en arcos alternos para mantener una mayor coherencia gráfica. Sería el broche ideal para una colección que se está destacando dentro de las publicaciones actuales del Universo Marvel.
El mes que viene tendremos las consecuencias de la invasión de Knull donde seguiremos disfrutando del buen hacer de los autores. Una lectura más que recomendable la de esta etapa, seguimos incansables con ese mantra. Si solo vas a leer un comic Marvel este mes y el siguiente y el otro… Daredevil es una de las opciones a tener en cuenta. El otro, claro está, debería ser El Inmortal Hulk de Al Ewing. Pero aquí estamos muy metidos en la epopeya de Matthew Murdock por lo que tenemos claro que seguiremos apostando por Zdarsky, al menos hasta que le den un Eisner por esta colección.