Ya asistimos en el tomo anterior al prólogo de la saga Axis de Marvel, protagonizada por Vengadores y Patrulla-X, para ahora adentrarnos de lleno en el desenlace. Panini Comics y el Onslaught Rojo presentan una historia donde malos y buenos alternan sus lugares habituales.
Plantear un cambio en héroes y villanos en cuanto a su alineación habitual no es nada nuevo en el mundo del comic de superhéroes y mucho menos en Marvel, se ha hecho muchas veces e incluso durante periodos prolongados de tiempo. El viaje del lado luminoso al oscuro y viceversa es un recurso que ha llegado a dar buenos réditos pero en el caso que nos ocupa genera dudas más que razonables. Los héroes pasan a ser los peores supervillanos pero en el bando opuesto apenas encontramos que su motivación para hacer el bien y conseguir revertir lo que ha sucedido sea para poder volver a hacer el mal, ser ellos mismos.
Nuestro modo de actuar habitual está influenciado por nuestra educación, el entorno que nos rodea y las experiencias que nos ha tocado vivir en los años que tengamos. De todo eso habremos obtenido una concepción moral que nos lleve a comportarnos de un modo u otro, incluso con planteamientos equivocados del bien y el mal. Banalizar esto y convertir a los villanos en meras marionetas para conseguir el fin adecuado para el comic les resta credibilidad porque su maldad les tendría que convertir, en esta inversión de roles, en una encarnación de la bondad.
Las consecuencias de este pastiche poco original de Marvel, que pretende agrupar conceptos ya vistos anteriormente en menor medida, tampoco iba a tener un recorrido muy largo, aun en el caso de que las consecuencias de lo sucedido hubiesen tenido una escala mayor. Medio año después de esta publicación llegaba la nueva representación de las Secret Wars y todo lo que hubiera podido pretender Rick Remender con Axis hubiese quedado en agua de borrajas. Y para rematar nos lleva a un viaje a la inversa en la historia de la Bruja Escarlata y Mercurio tratando de encontrar respuestas a su origen, una vez descubierto que Magneto no era quién ellos creían que era.
Ese guion de Vengadores tan poco sustancioso hace que el dibujo, de grandes estrellas como Leinil Francis Yu, Terry Dodson, Adam Kubert y Daniel Acuña, con algún pequeño retazo de Jim Cheung (en el desenlace de Axis y sus portadas), permanezca en un segundo plano pues toda la espectacularidad gráfica queda enterrada en una aventura carente de mucho sentido, farragosa de leer en ese eje que divide a los contendientes y que un hechizo logra invertir con apenas un chasquido de dedos.
Axis de Marvel no funciona como debería, apenas tiene consecuencias e incluso se tapa la mala actuación de los héroes dejando impune ciertas actuaciones de cara al público en general, lo que hubiese generado un caldo de cultivo más que interesante. Pero aquí prevalece la idea de cambiar todo para que siga siendo igual, si la marca vende para que cambiar el sabor del producto. Menos mal que llegaban las Secret Wars para poner un poco de orden entre tanta aventura insulsa.